El Congreso de los Diputados, ubicado en el histórico Palacio de las Cortes en Madrid, no es solo el lugar donde se toman las decisiones que marcan el futuro de España. Este edificio emblemático, con sus majestuosos leones de bronce custodiando la entrada, guarda secretos arquitectónicos y curiosidades que han alimentado la imaginación de historiadores, ciudadanos y visitantes.
Entre estos misterios se encuentran las puertas ocultas y los pasadizos subterráneos que han conectado, y en algunos casos todavía conectan, el Congreso con distintos puntos clave de la ciudad.
Las puertas y pasadizos secretos del Congreso no son fruto de leyendas urbanas, sino de necesidades reales de seguridad y discreción en una época marcada por la inestabilidad política. Desde el siglo XIX, estas construcciones sirvieron para garantizar rutas de escape y desplazamientos seguros entre instituciones cercanas, como el Ateneo de Madrid o la Puerta del Sol.
La puerta del vestíbulo de Isabel II
Detrás de la estatua de la reina Isabel II, en uno de los vestíbulos principales del edificio, se esconde una discreta puerta que conduce a una escalera de caracol. Este acceso, apenas visible para quienes transitan por la zona, llevaba antiguamente a un sistema de túneles subterráneos. Uno de ellos conectaba directamente con la Puerta del Sol, mientras que otro se dirigía hacia el Ateneo de Madrid, un punto neurálgico para la vida intelectual y política de la época.
El pasadizo hacia el Ateneo de Madrid
El Ateneo, fundado en 1835, es una institución cultural y científica de gran relevancia histórica. La conexión subterránea con el Congreso de los Diputados permitió a personalidades de la época, como Manuel Azaña, transitar discretamente entre ambas sedes. Este pasadizo no solo facilitaba encuentros intelectuales y políticos, sino que también garantizaba que existiera una vía de escape en tiempos de agitación social.
El Ascensor de la Reina María Cristina
Otro elemento intrigante del Congreso es el llamado "ascensor de la reina María Cristina". Instalado en 1872, este elevador de madera noble y estilo señorial fue uno de los primeros instalados en Madrid. Aunque no es una puerta secreta en sí, su existencia y ubicación discreta han alimentado historias sobre su uso exclusivo por parte de la realeza y las personalidades más destacadas de la época, aunque en realidad lo usaban los presidentes de la cámara de manera habitual. Estuvo en uso hasta comienzo de los años 80, lo que supone más de un siglo de servicio.
La existencia de estos pasadizos ha dado pie a numerosas leyendas urbanas. Algunos relatos sugieren que los túneles conectaban el Congreso con el Palacio Real, el Monasterio de las Descalzas Reales e incluso con el Hotel Palace. Sin embargo, no hay evidencias documentales que respalden estas afirmaciones. Lo que sí está confirmado es la conexión con el Ateneo y la Puerta del Sol, que fueron utilizadas como rutas de escape en tiempos de inestabilidad política.
En 2005, durante unas obras de acondicionamiento en el Congreso, se halló un osario en los sótanos del edificio. Este descubrimiento sorprendió a muchos, pero tiene una explicación histórica: el Congreso se construyó sobre el solar del antiguo convento del Espíritu Santo, y era común que los conventos de la época contaran con criptas o lugares de enterramiento para sus miembros.
Además, hay que tener en cuenta que aunque las puertas secretas y los pasadizos subterráneos forman parte del patrimonio histórico del Congreso, actualmente no están en uso. Las razones son tanto de seguridad como de conservación. Durante las jornadas de puertas abiertas, los visitantes tienen la oportunidad de explorar algunas de estas curiosidades arquitectónicas, aunque los accesos a los túneles permanecen cerrados al público en todos los casos.
Además, el Congreso de los Diputados ha incorporado medidas de seguridad modernas que han sustituido las supuestas funciones de estos pasadizos. A pesar de ello, su sola existencia sigue fascinando y recordando los tiempos en que los que la política española dependía tanto de lo que ocurría en sus salones, como de los movimientos discretos a través de estos pasillos ocultos.
Las puertas secretas y los pasadizos del Congreso de los Diputados son mucho más que anécdotas arquitectónicas. Aunque algunas historias que rodean estos accesos han caído en el terreno de la leyenda, las evidencias históricas confirman que estas estructuras jugaron un papel crucial en momentos clave. Hoy en día, siguen siendo un testimonio fascinante del pasado político y cultural de España, demostrando que incluso los lugares más solemnes guardan secretos dignos de ser explorados.