En el Congreso de los Diputados se vivió una Comisión de Hacienda agónica. El PSOE intentaba llegar a un acuerdo con sus socios sobre la reforma fiscal. Según informa María Galán y Cristina Montalvo, todo sigue en el aire hasta el pleno del jueves. Por ahora, cuentan con un cierre en falso y todo depende de cuatro diputados que consideran el acuerdo papel mojado.
La tensión se podía ver en la cara de la diputada Patricia Blanquer, quien juntaba las manos, casi rogando, intentando convencer a sus socios de Esquerra Republicana y de Bildu para que salven el paquete fiscal.
La Comisión de Hacienda empezó a las 17:00 horas de la tarde y acabó a la 01:00 de la madrugada del martes. Se levantó la sesión en medio de las ocho horas convulsas, caóticas y agónicas para el Gobierno. In extremis, se aprobó el dictamen de la ley que impone un impuesto a las multinacionales con el voto del PSOE y todos sus socios. Los teléfonos echaban humo con las idas y venidas.
Y es que era imposible tener un equilibrio entre la izquierda y la derecha en un asunto tan ideológico como los impuestos. Una comisión con varios recesos en el que, en algunas ocasiones, no sabían ni lo que votaban. Los populares, muy enfadados, hablaban de secuestro. Este jueves será el segundo asalto en el pleno y Podemos es clave. Al partido violeta no les sirve el simple compromiso de que llegue al congreso un real decreto para extender el impuesto a las energéticas, sino que piden garantías para que salga adelante y Junts ya ha anunciado que no apoyará la reforma.
De esta caótica Comisión de Hacienda salió adelante el dictamen para aprobar un impuesto que garantice que las multinacionales y las grandes empresas paguen de manera global al menos un 15% en el tributo de sociedades. Esto es una exigencia de la Unión Europea que se tendría que haber hecho, como muy tarde, el año pasado.
El Gobierno tenía que conseguir apoyos para evitar una multa y para no poner en riesgo 11.000 millones de los fondos europeos. En cuanto a los impuestos a la banca y a las energéticas, se tratan de dos tributos con los que se han recaudado más de 2.800 euros cada uno de los dos años para los que se habían aprobado. Y ahora, se está negociando si se mantienen.
Para obtener el apoyo a ese dictamen del impuesto global a las multinacionales, que se celebrará pasado mañana, el Gobierno tuvo que pactar con algunos de sus socios de izquierda que más adelante se aprobará un real decreto para que el impuesto a las energéticas se mantenga un año. Al mismo tiempo, con Junts ha acordado que este no se aplicará a las compañías que inviertan en descarbonización.
Respecto al impuesto a la banca, la prórroga fue rechazada, pero también se pactó que esta enmienda se podrá recuperar en ese pleno del jueves. El dictamen que se votará incluye un aumento del IRPF a las rentas del ahorro que superen los 300.000 euros, la posibilidad de aplicar el IVA a los pisos turísticos o un impuesto a los vapeadores.
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