Estados Unidos sostiene que no apoyará un ataque israelí -como respuesta a los misiles iraníes - contra las instalaciones nucleares de Irán, pero no dice nada sobre sus instalaciones petrolíferas. “Eso no lo negociamos en público”, asegura el presidente de EEEUU, Joe Biden, en unas declaraciones que han provocado la mayor subida del crudo de los últimos meses, según informa Cristina Montalvo.
El barril de brent se encareció casi un 4,5% y más de un 5% el crudo de Estados Unidos. Son los incrementos más elevados que hemos visto hasta ahora en este contexto del conflicto en Oriente Medio. A pesar de la progresiva escalada de las tensiones, el petróleo se había mostrado bastante contenido hasta ahora.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirma que solo aconsejan a Israel sobre la forma de actuar ante el ataque masivo de Irán. Tras ser preguntado por las instalaciones petrolíferas, el demócrata no dudó en decir que “eso no lo negocian en público". A raíz de estas declaraciones, el precio del crudo no para de subir y acumula un incremento semanal de un 9%. Según los analistas, esto podría llegar a reducir el suministro global en hasta 1,5 millones de barriles por día.
Los pozos iraníes son la principal fuente de financiación del régimen de los ayatolás y representa el 4% de la producción de petróleo a nivel mundial. La clave de Irán está en una isla diminuta -con el tamaño de la Isla de la Graciosa. Que se llama Isla de Kharg: por aquí pasa el 95% del crudo del país. Este lugar -a solo 500 kilómetros del estrecho de Ormuz- tiene una enorme red de oleoductos, refinerías, tanques de almacenamiento y se llegan a mover hasta siete millones de barriles de crudo al día.
La cercanía de la isla de Kharg con el Estrecho de Ormuz podría suponer un peligro. Un tercio de todo el petróleo comercializado a nivel mundial pasa por aquí, por lo que cualquier problema allí o en el estrecho puede tener consecuencias sobre el precio del petróleo. Tan solo en esta zona se pueden producir hasta 3,8 millones de barriles de petróleo al día. Aunque hay más amenazas.
No solo existe la preocupación sobre un posible bloqueo del Estrecho de Ormuz, sino también sobre que Irán -séptimo productor mundial de crudo- en represalia a un hipotético caso de Israel pueda atacar instalaciones de otros países productores del Golfo Pérsico. Los analistas indican que el escenario está muy abierto, pero estas tensiones llegan en un momento en el que los precios están muy bajos. Esto se debe a que el coste lleva unos meses de descenso por menores previsiones de demanda. Pese al último incremento, estamos todavía en niveles moderados.
La evolución del petróleo acabará reflejándose, aunque no de forma inmediata, en los precios de los carburantes. De momento, siguen a la baja. En cualquier caso, si las subidas se intensificaran y se mantuvieran o fueran acompañadas de algún tipo de reducción del suministro, se traducirían en un aumento de la factura energética que podría afectar a las previsiones de inflación, que hasta ahora son descendentes. Los bancos centrales esperaban que el año que viene, el precio estuviese más bajo, en torno a los 75 dólares por barril.
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