La buena evolución del mercado laboral está provocando que se supere el récord de trabajadores extranjeros: casi 2,8 millones de personas, al igual que el empleo juvenil, que está en alza. Cada vez más suponen un porcentaje mayor en el total de los afiliados, que ha traspasado en España los 21 millones. Según informa Cristina Montalvo en plató, estas cifras llevan creciendo de manera ininterrumpida desde hace casi dos años.
Desde 2022, los ocupados extranjeros están creciendo el triple. Esto implica que suponen un porcentaje más elevado del total de los afiliados, que ya alcanza el 13,3%. Y es que ha aumentado más de dos puntos desde la salida de la crisis del Covid, un número que en el caso de las mujeres ha aumentado más. El grupo de ocupados extranjeros más numeroso es el de los trabajadores de Marruecos (346.771), que ha adelantado por primera vez a Rumanía (345.706 cotizantes). Les siguen los afiliados procedentes de Colombia (197.071), Italia (187.539), Venezuela (154.009) y China (116.570).
La incorporación de trabajadores extranjeros explica buena parte de la evolución positiva del empleo tras la pandemia. Si nos fijamos en los datos de abril, vemos que está creciendo más del 10% interanual en actividades que cuentan tradicionalmente con estos trabajadores como la hostelería. También en sectores como el de suministros de energía, actividades administrativas, sanitarias y del comercio. Se aprecia un descenso en los trabajadores domésticos, aunque siguen siendo casi la mitad de los que en España cotizan al sistema especial de empleados del hogar.
Este crecimiento no solo mejora la economía del país, sino también las pensiones. En algunas franjas de edad ya son ellos los que están tirando del avance del empleo. Teniendo en cuenta la baja natalidad del país, estos datos son claves para mantener la dependencia entre trabajadores y jubilados. Cristina Montalvo recuerda que no todo son buenas noticias, ya que el Banco de España destaca que las cifras, en las que basan las previsiones para mantener esos niveles, son inalcanzables. Es decir, la inmigración por sí sola no puede solucionar las tensiones de nuestro sistema.