El cámara de televisión Santi Trancho falleció hace cinco años en un trágico accidente de moto. Había participado en programas como ‘Callejeros’ y ‘Frank de la jungla’ y estaba ilusionado también con formar parte de ‘Proyecto Mzungu’, como ha contado José Antonio Ruiz en el último programa.
Tras muchos problemas y contratiempos que hicieron peligrar la construcción de la escuela, por fin el equipo logró acabar el proyecto. Para agradecer el apoyo de la gente que ha contribuido a que pudiera salir adelante pintaron sus nombres en los ladrillos exteriores de la escuela. A algunas de esas personas también las dedicaron una clase, entre ellas a Santi Trancho. José Antonio escribió su nombre en una placa de madera que colgaron sobre la puerta de una de las aulas. También le dedicó unas bonitas palabras: “Tenías muchísima ilusión por venir a este proyecto, por grabarlo conmigo aquí en El Congo. Te nos fuiste y quería dedicarte una clase a ti. Te la dedicamos todos”, explicó José Antonio, visiblemente emocionado. “Para que tengas un sitio al que mirarnos desde el cielo”, concluyó.
El camino hasta acabar la construcción de la escuela no ha sido nada fácil para José Antonio, Sergio y David. Las averías inesperadas, las extorsiones y las compras de material ajustaron mucho el presupuesto, pero la gota que colmó el vaso fue el robo que sufrieron: alguien se llevó los algo más de 1.000 euros que les quedaban. Los ladrones reventaron la mochila donde guardaban el dinero (que estaba cerrada con candado) y se lo llevaron todo, además del ordenador de José Antonio. No les quedaba nada para seguir adelante.
Por si esto fuera poco, les llegaron varias facturas que debían pagar (materiales, reparaciones,…) y que suponían una deuda de casi 6.000 euros. ¿Qué podían hacer para arreglar esto?
Para poder afrontar las deudas y seguir adelante con el proyecto de la escuela, a José Antonio se le ocurrió recaudar fondos. Subió unos vídeos graciosos a Internet en los que pedía la colaboración de la gente y, en una semana, logró más de los 6.000 euros necesarios. El problema ahora era transportar ese dinero de España a la zona en la que se encontraban del Congo, donde no había bancos ni nada similar donde enviar el dinero.
En esas circunstancias, José Antonio pidió ayuda al actor Gorka Otxoa, que se atrevió a llevar en persona todo el dinero recaudado. Aterrizó en Uganda, donde José Antonio le recogió y juntos emprendieron el camino hacia la escuela. Era un viaje de tres días. Lo que más preocupaba a Gorka antes de empezar la aventura eran los bichos, pero esa perspectiva cambió cuando, mientras conducían, un grupo de militares armados y borrachos les pararon y les obligaron a llevarles en su coche. José Antonio intentaba calmarle diciendo que no iba a pasar nada, pero Gorka se pasó todo el viaje dándole vueltas a los militares que llevaban en la parte de atrás del pick-up y que tenían “una cerveza en una mano y un kalashnikov en la otra”.