Los efectos secundarios que debes conocer de las vacunas contra el coronavirus

Este pasado mes de mayo, AstraZeneca admitió que su vacuna contra el coronavirus podía provocar efectos secundarios como el síndrome de trombosis con trombocitopenia en casos muy raros. Este tipo de trombosis provoca un coágulo en los vasos sanguíneos del cerebro, piernas o en otra parte del cuerpo.

Tal anuncio ha vuelto a traer a la actualidad los efectos secundarios que tienen las vacunas contra el coronavirus que se administraron a la mayor parte de la población para hacer frente a los síntomas de un virus que puso en jaque a buena parte del planeta. 

Efectos secundarios de las vacunas contra el COVID-19

En primer lugar hay que apuntar el hecho de que cualquier vacuna puede provocar efectos secundarios, generalmente leves, ya que el cuerpo humano reacciona contra los elementos externos que se inyectan. Sobre este hecho se pronuncian tanto la Organización Mundial de la Salud, como el Gobierno de España.

La OMS explica que “como cualquier vacuna, las que protegen contra la COVID-19 pueden causar efectos secundarios, la mayoría de los cuales son leves o moderados y desaparecen espontáneamente a los pocos días”, añadiendo que “algunos de los efectos secundarios típicos son dolor en el lugar de inyección, fiebre, cansancio, cefaleas, mialgias, escalofríos y diarrea”.

Por su parte, en la página del Gobierno de España dedicada a la vacunación contra el COVID-19, se expone lo siguiente: “Todos los medicamentos, incluidas las vacunas, pueden desencadenar reacciones adversas leves (como fiebre o dolor en el lugar de la inyección) o, con menor frecuencia, otras más graves (como anafilaxia)”.

Efectos secundarios graves

Precisamente son los efectos secundarios que revisten mayor gravedad los que realmente preocupan a los millones de personas que tienen una, dos o tres dosis de las vacunas. Y es que, aunque no suelen aparecer, sí que existen. De acuerdo con la información que proporciona el CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) estadounidense, algunos de esos efectos secundarios de mayor gravedad son los siguientes:

  • Anafilaxia. Este tipo de reacción alérgica grave presenta una tasa de cinco por cada millón de dosis administradas, aunque puede darse después de poner cualquier tipo de vacuna, no solo con las destinadas a paliar los efectos del coronavirus. 
  • Síndrome de Guillain-Barré (SGB). Este trastorno es muy poco frecuente pero puede aparecer dañando al sistema inmunitario, concretamente a las neuronas. Los síntomas son debilidad muscular e incluso parálisis. En cuanto a la población con más riesgo de padecerlo, hay que señalar a las personas mayores de 50 años. Eso sí, el CDC apunta que no en todas las vacunas contra el COVID-19 tiene la misma incidencia. “Con base en el análisis de datos de Vaccine Safety Datalink (VSD), el índice de SGB dentro de los primeros 21 días posteriores a la administración de la vacuna contra el COVID-19 J&J/Janssen resultó 21 veces más alto que después de la administración de las vacunas de ARNm contra el COVID-19 de Pfizer-BioNTech o Moderna. Pasados los primeros 42 días, el índice de SGB fue 11 veces más alto después de la vacunación contra el COVID-19 con J&J/Janssen. No se observó un mayor riesgo de SGB después de la administración de las vacunas de Pfizer-BioNTech o Moderna”.
  • Miocarditis y pericarditis. Al igual que en los casos anteriores, es muy raro que se produzcan estos efectos secundarios. Es más, tanto inflamación del músculo cardíaco (miocarditis), como la inflamación de la capa que recubre el corazón (pericarditis) suelen desaparecer con medicación y reposo, o lo que es lo mismo, las personas que presentaron estos problemas se recuperaron con rapidez.
  • Síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS). Nuevamente hablamos de una reacción muy poco frecuente aunque muy grave, ya que, como hemos apuntado anteriormente, provoca la formación de coágulos en grandes vasos sanguíneos, así como un recuento bajo de plaquetas. 

En definitiva, las vacunas contra el coronavirus sí que presentan efectos adversos graves, aunque es muy poco probable que la mayoría de ellos aparezcan. No obstante, la comunidad científica continúa investigando al respecto.