Rosa ha venido de rojo pasión a ‘First Dates’ y nos ha confesado que a ella le gusta un cachondeo “contar chistes, pasármelo bien”. Ni juega a las cartas ni sale a bailar, pero le gusta mucho el baile y está buscando a un hombre correcto, educado y con el que salir y entrar. Nadie le echa los 81 años que tiene y le encanta viajar “me apunto a un bombardeo”.
José, su cita, está en plena forma y casi nadie le sigue el ritmo andando. Al verle, Rosa se ha sorprendido “mi tipo no es” y él aunque le ha dicho “muy guapa”, ha sentido un “ni fu ni fa, normalita”. Los dos son de Badajoz, pero la primera impresión no ha sido buena por ninguna de las dos partes. Carlos Sobera se ha fijado mucho en sus tirantes y él le ha confesado que se los iba a comprar rojos, pero que su hijo no le había dejado.
Los solteros han comenzado la cena hablando de sus historias de vida, los dos son viudos y él le ha contado que se ha dedicado al mundo de la construcción y que siempre ha trabajado a destajo. José ha hecho su propia casa y ha dejado sin palabras a Rosa al contarle que tiene 12 hijos “bueno, 13, el otro no está entre nosotros ya”. Ella ha tenido la sensación de que su cita no había perdido el tiempo.
Rosa ha querido saber con qué soñaba José y él le ha dicho que soñaba con una mujer que fuera cariñosa y le supiera valorar. Tiene condiciones para estar en pareja y necesita a una mujer que le quiera, con quién ser feliz y el respeto, algo fundamental para él “las mentiras me matan”. Él estaba muy metido en la conversación, pero Rosa se ha quedado en que, en lugar de utilizar la servilleta, el soltero se estaba limpiando la boca con los dedos.
José estaba intentado hacerla reír con su cambio de voces “el tío Juan, el moñas…” y de lo mucho que le gusta hacer reír a la gente “que se rían conmigo, no de mí”, pero ella no podía dejar de mirar como se limpiaba la boca una y otra vez. Ella no es que sea muy fina, pero… “bueno”.
Cuando ha sonado la música, los solteros se han puesto en pie y han intentado darlo todo al ritmo de la música. José le ha contado que había estado en una academia y que le encantaba bailar, pero ella ha sentido que no tenía ni idea de mover las caderas.
José ha querido saber qué esperaba Rosa de una relación y ella le ha dicho, mientras que se sacaba los restos de comida de entre los dientes con las uñas, que siempre había convivido. Le ha dicho que era cariñosa, pero no ha sentido ninguna gana que José la abrazara por detrás como le ha contado que le gusta hacer. El soltero asegura ser muy cariñoso, juguetón y disfrutar mucho con los pechos de una mujer.
En el momento de la decisión final, José ha notado que Rosa no estaba muy convencida y ella le ha dicho que no baila bien. Él ha sentido que en una cita no se conoce a nadie, pero ella le ha dicho que no quería repetir porque no le había gustado “no es mi tipo, no me ha gustado”. Él lo ha entendido y le ha dicho que si no le había gustado no había nada que ver, que si se veían por lo menos que le dijera adiós.