María nos ha confesado que antes de venir a ‘First Dates’ era una chica tóxica, pero que creía que ya no lo era aunque, ser tóxica le ha librado de algún que otro engaño “le miraba el Google fotos y vi las tetas de una amiga mía”. Tras perder la pasión con su pareja de seis años por esos engaños, se dio a la vida loca, pero ha ido de mal en peor. Asegura que su padre es muy estricto con los chicos y que duda de que la “P” que lleva en el dedo sea de su prima Paula.
Álvaro, su cita, ha sido bueno y ha sido malo, pero de los errores se aprende. Cree en el carma y la vida se lo ha devuelto. Al verle, María ha tenido que era de Sevilla y él se lo ha confirmado, pero no le ha gustado mucho ni su corte de pelo ni su polo de “pijito”. A él, ella le ha encantado ella y ha comenzado la cita con ganas.
Desde que ha conocido a Álvaro, María no ha dejado de reírse ni un segundo y eso para ella es muy importante porque necesita que le hagan reír, pero no demasiado para que no salga su verdadera risa. Él ha sentido curiosidad por descubrirla.
María estaba convencida de que se conocían de algo, pero ha tenido miedo que su cita fuera un baboso de Instagram y él le ha asegurado que no, que igual podían tener a alguien en común, pero que de eso no. En lo que si han coincidido en que la tellinas de Matalascañas y las de Isla Cristina son igual de buenas “son de la misma costa”.
En el tema de las relaciones, Álvaro le ha contado que había estado con una chica 6 años desde que era muy joven y que terminó siendo infiel. A María eso no le ha gustado nada y sumándole que no terminaba de saber de que le conocía, cada vez tenía más claro que no quería nada con él. Álvaro sin embargo, estaba encantado con ella, casi no la ha dado importancia a que fuera tóxico y le ha dicho que le encantaban sus ojos azules.
María le ha preguntado con mucho miedo de qué equipo era y ha respirado tranquila al saber que era del Sevilla, pero también le ha contado que hacía vídeos en Instagram y al hacer la voz que pone en los vídeos, María ha sabido que era el chico que intentó ligar con su amiga en la discoteca y del que se estuvieron riendo. A ella le ha entrado la risa de verdad y él ha sentido que lo había conseguido.
María y Jesús se han gustado más de lo que estaban dispuestos a reconocer y en el fotomatón se han hinchado a reír y a abrazarse, pero ella parecía no estar dispuesta a nada más. Jesús le ha dicho que sí quería repetir y ella le ha ofrecido que se tomaran una copa juntos en la discoteca que ambos frecuentan en Sevilla, pero de cachondeo y colegeo, nada más. Eso sí, han bromeado con quién le gustaba más sí ella o su amiga.