Ray asegura que conquista a las mujeres por el palique y su forma de ser un poco dicharachera. Ha estado casado 22 años, le fueron infiel y tras tres años de soltería siente que igual todavía el amor de su vida le está esperando por ahí.
Laura, su cita, es una chica que siempre está por los demás y todo recae en sus espaldas. Ha entrado directa a la barra y no le ha parecido mal lo que ha visto. Le ha contado a Elsa que lleva un año sin pareja porque no para de trabajar en el bar y eso no le suele gustar a los hombres porque le deja muy poco tiempo libre.
Al verla, Ray ha sentido que no era lo que estaba esperando, pero se ha dejado llevar porque igual su físico no le gustaba, pero su interior si era lo que esperaba. Eso sí, cuando le ha visto el tatuaje de la mano, ha sentido que no era algo que le gustaba en una mujer. Los dos son de pueblecitos de Barcelona y ella le ha contado que tenía un bar y era su propia jefa.
En un intento de conocerse bien desde el principio, Ray le ha dejado claro que él no quería a una pareja controladora y Laura ha estado completamente de acuerdo con él. A ninguno de los dos les gusta que les controlen o les marquen lo que tiene que hacer. Además, también han coincidido en que las relaciones abiertas no eran para ellos, buscan una relación normal en la que pasárselo bien y tener mucho cachondeo.
Laura está acostumbrada a estar con gente todo el rato, pero en la cita le ha dado vergüenza y ha sido Ray el que ha tenido que ir sacando los temas de conversación. Ella no tiene mucho tiempo libre, algo que para él es un problema, pero le ha dicho que le gusta mucho el campo. A Ray le ha alegrado saberlo porque él va a la playa para pescar, pero le gusta más el campo y le ha confesado bajito que es cazador.
A Laura no le ha importado porque en su pueblo hay muchos cazadores y ella prepara un jabalí riquísimo, pero él le ha contado que había tenido problemas en otras relaciones y que muchas mujeres le habían rechazado por ese motivo.
Poco a poco Laura ha ido superando los nervios, pero Ray ha sentido que no le había preguntado ni a qué se dedicaba. Ella ha conseguido formularle la pregunta, pero ya era demasiado tarde.
Laura se ha mostrado encantada de poder volver a quedar con Ray, pero él le ha dicho que no le terminaba de gustar físicamente y que, aunque habían coincidido en varias cosas, no sentía que podían funcionar como pareja.