Sara es una chica nómada que vive en una autocaravana y que no para de luchar por sus sueños. Le ha confesado a Elsa Anka que vivir así no es tan bonito como se ve en las redes sociales, pero que también tiene su parte positiva. Su sueño es dar la vuelta al mundo en un 4x4, pero siente que en este momento de su vida necesita parar un poquito. Busca una relación monógama y busca a un hombre bueno, al que si puede ser le guste el arte.
Aurelio, su cita, es un chico al que le cuesta hablar de lo que siente, pero que lo expresa maravillosamente en un papel o rimando una canción. Al ver a Sara ha visto a una chica muy atractiva y se ha puesto muy, muy nervioso. Le ha contado que era de León y poco más, los nervios no le han dejado más que escuchar lo que ella tenía que decirle.
Hablando de sus estudios y aficiones, Sara y Aurelio han descubierto que tenían a un amigo común que hacía grafitis. El soltero le ha contado que tenía un grupito de rap y que había sido tatuador, pero que lo dejó porque tuvo un percance con un cliente y se desanimó. Para Sara la política es muy importante y ha sentido que su cita controlaría el tema al escribir rap, pero Aurelio le ha confesado que no entendía mucho y que él simplemente reflejaba en sus canciones las cosas que sentía que no estaban bien.
Los solteros han querido saber qué buscaban respectivamente en el amor y los dos han tenido claro que no buscaban, pero que sí esperaban que una buena persona se cruzara en su camino. Sara le ha contado que a ella le gustaba mucho el arte, el deporte, salir al campo, viajar con la furgo y ha sentido que igual no tenía demasiadas cosas en común con Aurelio sobre todo, en el tema de los hijos. Ella no quiere ser madre y a él si le gustaría formar su propia familia.
Lo que sí le ha parecido muy curioso a la joven es que Aurelio tuviera un montón de mantis religiosas en casa. No le gusta que no estén en la naturaleza, pero le ha parecido curioso porque nunca había conocido a nadie que tuviera esos insectos.
A Aurelio le gusta el sur y Sara es más del norte, él no ha salido fuera de España y ella ha llegado a recorrerse Vietnam en moto. Los dos se han ido dando cuenta poco a poco de que no tenían nada en común incluso, al hablar de grafitis, Sara ha sentido que él pintaba por pintar, algo que ya no hacía porque no le salía rentable, y ella cree que detrás de toda expresión artística hay un motivo político.
Sara ha alucinado al saber que a Aurelio le gustaría ir a Tailandia para pegarse una buena fiesta y no ha dudado en decirle que podían ser amigos porque era un buen tipo, pero que no tenían nada en común “nos aburriríamos juntos”.
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