A Patricia le ha horrorizado que su cita viniera con el chándal de las tres rayas a su cita en ‘First Dates’ y no ha parado de encontrarle fallos durante toda la cena. Además, Iván ha escondido la cabeza debajo de la tierra cuando ha llegado la cuenta y ella esperaba a “un hombre, hombre” de los que te invitan a cenar.
Iván se ha presentado en la cabaña del amor de invierno de ‘First Dates’ como un chico amante de la montaña. En el amor no termina de encontrar alguien con quien fluir y asegura que lo ha pasado muy mal “Cupido se tendría que dedicar a las chapas porque donde pone el ojo, no vale”. Le gustaría conocer a una chica guapa y simpática “que se ría”. Está deseando enamorarse y quitarse de encima lo que el considera un gafe.
Patricia, su cita, es una mujer enamorada de su pelo y que incluso se siente insegura cuando se corta las puntas. Asegura cuidarse mucho físicamente y practica natación. Al verla, Iván ha sentido que era una chica guapa y “con ojazos”, pero ella se ha quedado fría. Le ha dado igual que viviera en Valdemoro o en la Conchinchina, ha venido en chándal. La soltera no ha podido fijarse en otra cosa que no fueran las tres rayas de ese pantalón y aunque, ha llegado a decir que podría ser algo pasable, le ha tocado el corazón. A una primera cita nunca, nunca, se va en chándal.
Al saber que patricia había hecho un parón laboral y que estaba estudiando enfermería, Iván ha sentido que era una mujer con los pies en la tierra. Le estaba gustando todo de ella, algo que no era correspondido. A la soltera no le ha gustado nada saber que a Iván no le gustaban los chiguaguas porque ella tiene dos y son muy cariñosos, que viviera con su madre a los 30 años y menos que le hablara de tener hijos en una primera cita “a mí las prisas no, yo despacito”.
Iván ha querido saber cómo era en una relación su cita y él le ha confesado que podía ser cariñoso, pero no empalagoso. Eso sí, asegura ser un poco cansino y muy intenso cuando está enamorado. Le ha intentado explicar a Patricia que para él el sexo no era imprescindible en una pareja y ella le ha corregido “para mí sí lo es, si funciona eso, funciona todo”. Ella tenía claro que Iván no iba a ser el hombre de su vida.
El soltero estaba cómodo con Patricia y le ha dicho que le gustaban sus ojos, y que sus sensaciones al verla había sido muy buenas. Ella le ha dicho que también, pero él ha notado que no estaba siendo del todo sincera.
El silencio se ha apoderado de la cita en el momento en el que les han traído la cuenta. Él ha intentado disimular mientras que ella esperaba que él fuera “un hombre, muy hombre” y le pagara la cena, pero no ha sido así.
En el momento de la decisión final, Iván ha dicho que sí le gustaría seguir conociendo a Patricia y que no le importaría ir a Alicante a verla, pero ella le ha dicho que no quería volver a verle porque no había sentido el feeling que esperaba.