No les gustan las mismas cosas, no se han besado, pero han descubierto que los dos son personas muy creativas y con una gran sensibilidad. A Salud le ha encantado que su cita expresara sus sentimientos y no se escondiera para llorar.
A Salud le gusta hacer lo que le da la gana y ser dueña de su propio destino. Le encantan la boinas y Elsa Anka ha estado de acuerdo en que no es la quitara porque estaba monísima con ella. Está estudiando dos carreras al mismo tiempo y una de ellas es Historia porque quiere seguir la estela de Isabel Coixet y crear sus propias películas con mensaje social.
Asegura parecer muy borde, pero tiene un gran corazón. Le han hecho mucho daño “tuve un amor en Malta que me destrozó” y ha aprendido que las cosas que van muy rápido no salen bien. Si tuviera que pedirle su chico ideal a los Reyes Magos, pediría a un chico con el que pasear, activo y que le gustara el arte para que pudiera ser su muso en los cortos que graba.
Iván, su cita, se ha presentado como un friki al que le gustan el anime, los videojuegos y programador informático. Le gusta expresar mucho sus emociones y si tiene que llorar, llora. Le da igual dónde y con quién esté. Al verle, a Salud le ha gustado que compartieran la afición por el cine y ha sentido que era mejor de lo que se esperaba, pero no ha sentido un wow. Él le ha contado que tenía 23 años, era programador y que vivía en Barcelona.
Elsa Anka les ha interrumpido para acompañarles a la mesa y le ha dicho a Iván que le recordaba mucho al actor Miguel Herrán, Salud ha estado de acuerdo con ella y le ha contado que le había conocido en el Festival de San Sebastián y que tenía una foto con él. Matías les ha deseado que su cita acabara como una historia de Hollywood y ella ha matizado “o de los Goya, siempre apoyando al cine español”.
Ya sentados en la mesa, Iván le ha contado a Salud que le apasionaban los videojuegos y que también le molaba mucho el universo Marvel. Ella se ha sorprendido y le ha dicho que no le gustaban nada los superhéroes y que era más de cine español. En la música tampoco han coincidido, a Iván le gusta solo el rap y ella escucha más música indie. Salud no podía creer que no tuvieran nada en común y le ha confesado que solo escuchaba rap ucraniano. Iván ha sentido que él no era tan culto y que era más un friki básico.
Iván le ha confesado a su cita que no le gusta pasear, pero que es programador y que se obliga a salir. De hecho, ese fue uno de los motivos que le llevaron a tener mascotas. Salud no tiene mascota y le ha asustado que su cita tenga dos perros grandes y dos gatos “yo no podría entrar en su casa”.
En el tema de las relaciones, los dos han coincidido en que no quieren una relación abierta, que son clásicos y que les habían hecho mucho daño al intentar probar un amor más libre. Salud ha entendido que Iván lo pasara fatal en su ruptura y al preguntarle que, si había llorado mucho, él le ha dicho que sí “soy un llorica, lloro por todo”. Un detalle que a ella le ha gustado porque rompe los clichés y le dice que es un hombre sensible.
Al llegar al reservado, Salud ha querido abrir alguna bola, pero Iván le ha advertido que él era un viejo y que no daba besos en la primera cita “ni en las discotecas”. Ella ha respirado tranquila porque no quería que se acabara con su imagen de mujer dura, pero sí se han atrevido a mirarse fijamente a los ojos.
Salud le ha contado a Iván que suele caer mal de primeras y él le ha dicho que a él no le había caído mal para nada, y ha respirado tranquila. Tenía pensado darle calabazas si era la primera en responder porque no le gusta que le rechacen, pero se ha sentido muy bien con el programador y ha dicho que “sí” a una segunda cita.