El objetivo de Ángel era sacarle una sonrisa a su cita de ‘First Dates’ y lo ha conseguido con creces. Le ha sacado decenas de sonrisas y un mordisquito en el cuello que le ha inspirado para guardar su número de teléfono.
La vida de Ángel está muy enfocada al deporte, es entrenador personal y su trabajo es lo que le gusta y su rutina de vida. De pequeño padeció obesidad, luego tuvo a la anorexia, después sufrió vigorexia y ahora ha conseguido estabilidad. A él no le importa el físico de las personas porque él ha aprendido que vale muchísimo y no por su cara ni su físico, sino por su personalidad.
Busca a una mujer que se cuide, pero no a una mujer operada. Lucía, su cita, es una chica muy natural, no le da vergüenza nada y se muestra tal y cómo es. Ha entrado en ‘First Dates’ temblando, pero teniendo claro que le gustan los tipos con presencia varonil, que al verlos digas “aquí estoy yo”.
Al ver a Ángel se ha fijado en su acento y en su sonrisa. Se ha pedido una cerveza y Ángel lo ha tenido claro “me he enamorado”. Además, ella es de Sevilla, pero vive en Jerez, el lugar al que se ha ido a vivir la mejor amiga del soltero.
Al saber que su cita era entrenador personal, Lucía le ha confesado que se había apuntado al gimnasio, pero le aburre y no consigue lo que quiere. Al saber que ella quería tonificar, él le ha dicho que la podía ayudar. Desde muy pequeña baila flamenco y está estudiando derecho. Para los dos irse un día de cervecitas y tapitas, puede ser un plan perfecto.
Ángel ha querido saber qué le había parecido y los dos se han confesado que estaban muy contentos. El soltero se ha dado cuenta de que no se había preguntado la edad. Ella le ha dicho que tenía 20 años y él le ha hecho una pregunta con doble sentido “¿Cuántos me echabas?”. Ella ha tenido claro que “echarle, le echaba, no sé si cuatro o cinco” y se ha encontrado con un “¿Al mes o a la semana?”.
Hablando de sus trabajos, él le ha dicho que fue camarero, pero que no le gustó y que ha sido modelo, míster, monitor de spinning y socorrista. Ella ha sentido que solo le faltaba ser bombero y él le ha dicho que no lo era pero… “apago muy bien el fuego”.
Sin previo aviso, Ángel se ha lanzado a darle un beso a Lucía y ella le ha hecho la cobra, pero es que le había tocado un beso robado y si se lo decía, robado ya no era. Ella le ha dicho que no a un beso robado, pero ha jugado a morderle en el cuello y él lo ha tenido clarísimo “vampiresa, ya sé cómo te voy a poner en el Whatsapp”.
Ángel el ha dicho que era el yerno perfecto y ella no lo ha dudado, pero antes de presentársele a su madre ha querido saber cuál era su nombre porque con los nervios no se había enterado de nada. En el momento de la decisión final, ambos han tenido claro que querían una segunda cita y muchos mediodías de cañas.