Eugenia ha venido a ‘First Dates’ en busca de un hombre que fuera “agradable de ver” tipo Carlos Sobera y se ha encontrado con Manuel, un hombre con los valores del toro y un particular concepto del nacionalimo, que busca a una mujer que tenga todas las mujeres.
Eugenia está buscando el amor por la sensación de sentirse acompañada, de tener a alguien con el que dar un paseo o pedirle que te prepare una manzanilla en un momento dado. Ha tenido varias relaciones, la última un matrimonio de 28 años que se terminó con la peor de las sensaciones “sentirte sola estando acompañada”. Está buscando a un hombre que sea sobre todo buena persona y si es posible “agradable de ver” cómo Carlos Sobera.
El presentador se ha quedado sorprendido con el “piropo” que le había echado “alguien que dejas ahí en el salón y cuando pasas es agradable de ver”, pero Matías le ha dicho que era una de las cosas más bonitas que alguien te podía decir.
A Manuel, su cita, le gustan mucho los valores que existen en la tauromaquia porque se pueden llevar de forma metafórica a la vida real “hay que ir siempre con la verdad y por delante, a un toro no le puedes mirar desde atrás y así no existen las puñaladitas por la espalda”. Al ver a Eugenia se ha quedado completamente bloqueado, le ha gustado mucho lo que ha visto pero sobre todo, ha sentido que “va un poco ligerita de ropa”, para su gusto le faltan un par de centímetros de tela por arriba y por abajo, pero no lo ha considerado nada grave.
Con Manuel un poco más tranquilo, Eugenia ha queridos saber cuántos años tenía y no ha dudado en decirle que parecía mucho más mayor de lo que era. Él le ha dicho que lleva toda su vida rodeado de mentiras y que lo está buscando es una relación sincera sin ningún tipo en engaños, algo que ella también está buscando. Manuel es de Granada y le ha sorprendido que ella, que también lo es, no le dijera “yo también soy de Granaá”, pero Eugenia le ha confesado que se estaba volviendo un poco fina, pero que “cómo mi Graná no hay ná”.
Según iba transcurriendo la cena, Manuel iba encontrando en Eugenia los valores taurinos que tanto le gustan, pero ella se iba desilusionando por momento. No le ha gustado nada saber que la afición de Manuel era “una mujer, veo a una rubia en minifalda y me cabeza se gira sola” y mucho menos escuchar que le gustaría que una mujer le dijera “yo soy todas tus mujeres”. Eso sí, a él le ha encantado saber que Eugenia no es mujer de irse a la cama con nadie el primer día y que ella necesita conocer a las personas.
Eugenia y Manuel no estaban terminando de entenderse y en el momento en el que él le ha soltado que él era nacionalista, que su bandera era su casa y que de puertas para fuera todos eran extranjeros, Eugenia se ha quedado “patidifusa”. No ha entendido absolutamente nada y ha tenido claro que no lo quería entender “yo soy española, andaluza y de Graná”.
En el momento de la decisión final, Manuel ha dicho que sí quería seguir conociendo a Eugenia para descubrir más matices suyos, pero ella le ha dejado claro que no le había gustado ni su físico ni su forma de expresarse y que si quería se podían ver como amigos, pero nada más. “Si ese es tu deseo, está hecho”, le ha respondido él con resignación.