De Ernesto no le gustó la barriga y de Julio no le han gustado ni los dientes ni las arrugas ni el outfit que había elegido para la ocasión. Pepa tiene muy claro el tipo de hombre que está buscando y no está teniendo mucha suerte en el crucero del amor.
Pepa ha tenido claro durante su cita con Julio que ella le había gustado mucho al casi madrileño, tan claro como que a ella no le había gustado nada de nada. Ha sentido que no era el hombre que siempre ha soñado. Le ha visto muy arrugado, le ha dado repelús pensar en darle un beso “lleva dentadura postiza” y no le ha hecho gracia venir ella tan monísima con su mono y que él lo hiciera “vestido de garrulo”.
Por no hablar del hecho de que vive en un pueblo. Ella le ha dejado claro que es de asfalto y que en los pueblos pequeños se ahoga. Julio lo ha intentado por todos los medios, pero Pepa ya había tomado su decisión.