El futuro estará en el metaverso. Se trata de un universo virtual paralelo que se está construyendo y en el que los seres humanos interactuaremos, pero conectados a un ordenador. Este término saltó a la fama hace pocos meses, cuando Mark Zuckerberg, creador de Facebook, anunció su propio metaverso.
Decentraland es uno de los universos virtuales más conocidos que existen. En él, el usuario puede ir de compras, al cine, pedir una pizza y que le llegue a casa, salir de fiesta, ir a festivales de música… y también comprar su propia parcela. En estos terrenos virtuales el propietario tiene la posibilidad de crear juegos, galerías de arte, espacios para eventos… lo que quiera. Pero su precio es desorbitado y puede llegar a los dos millones de euros.
Pero el precio no parece ser un impedimento porque Decentraland ya ha vendido las 90.000 parcelas de las que disponía. El negocio no termina ahí ya que hay una especulación entre particulares, que compran y venden los terrenos como se haría en la vida real.
Los pagos en Decentraland se hacen con su propia criptomoneda, Maná, cuyo valor se ha disparado más de un 350% en un año.
Viendo el negocio y las posibilidades que ofrece el metaverso, los poderes públicos también están empezando a mover ficha para sacar partido. Por ejemplo, Barbados ya ha abierto una embajada en Decentraland para poder atender mejor a sus ciudadanos.