La investigación Nanga Parbat ha sido una de las operaciones de trata de seres humanos más importantes a nivel europeo. La sargento de la Guardia Civil Paula Ramos Prada explica cómo fue la investigación de esta trata de menores de origen nigeriano y Nancy, una de las víctimas y superviviente, comparte su duro testimonio de cómo fue engañada por su tía para venir a España: creía que venía a estudiar y cuando llegó a nuestro país fue cuando su tía le dijo que tenía que prostituirse para pagar la deuda del viaje.
Paula Ramos Prada, sargento de la Guardia Civil, fue una de las principales investigadoras en el caso Nanga Parbat. Explica en ‘En guardia: Mujeres contra el crimen’ que pusieron el nombre de esta montaña paquistaní de 8.000 metros a la operación porque cuando descubrieron la magnitud de la red de trata, veían como imposible llegar a la cima y liberar a las mujeres explotadas.
Nancy, víctima de esta red de explotación nigeriana, cuenta que fue su tía quien le prometió que iba a venir a España a estudiar y que no fue hasta que llegó a nuestro país cuando le dijo que tenía que ejercer la prostitución. Nancy confiesa que fue muy duro tener que someterse a este chantaje y relata algunas de las agresiones sexuales que vivió: “La primera vez que tuve que vender mi cuerpo era virgen. Era muy difícil para mí abrir las piernas para una persona que no conocía”.
La psicóloga forense Ruth Pérez Enríquez explica que hay que entender lo importante que es el vudú en Nigeria y no tratar de compararlo con las creencias que tenemos en España: “A nosotros nos puede parecer estrafalario, pero ellas se han criado con eso, para ellas es realmente importante. Les recuerdan que el vudú es el demonio que las va a matar a ellas y a su familia si no cumplen la deuda. Es una estrategia perfecta para la manipulación psicológica de estas organizaciones”
Nancy confirma en ‘En guardia: Mujeres contra el crimen’ la importancia de este ritual y cómo ejercían chantaje con él: “El vudú es una religión muy grande en mi país. Cogen pelos del pubis y tienes que comerte el corazón de una cabra. Usan el vudú como contrato”.