La operación Nanga Parbat en la que la Guardia Civil liberó a casi 40 jóvenes explotadas sexualmente y detuvo a 90 personas se llevó a cabo en varias fases y la de las Cuevas de Almanzora fue la más complicada y también la de mayor prioridad, pues conocían que las condiciones eran extremas.
En la intervención de Bilbao, cayeron dos miembros clave de la organización: “Omo” y “El DJ”, pero la fase vital era en las Cuevas de Almanzora, Almería, pues, según la Guardia Civil, eran las víctimas que lo estaban pasando peor.
Nancy, una de las víctimas liberada de las Cuevas de Almanzora, explica cómo vivió el momento: “Ese día tengo miedo. No sé qué está pasando. Me escondo debajo de la cama cuando oigo “soy guardia civil, voy a ayudarte” y pienso que Dios ha escuchado mis oraciones”.
Las autoridades conocían que las condiciones eran pésimas, pero cuando entraron a las cuevas, la situación era incluso peor de lo que se imaginaban: no había ni agua, ni luz, ni camas para todas. También predominaba un fuerte olor por las nefastas condiciones de higiene.
Al principio, las víctimas tenían miedo porque pensaban que las iban a enviar de vuelta a África, y les costaba abrirse con la Guardia Civil: “Yo no confiaba en nadie”, declara Nancy en ‘En guardia: mujeres contra el crimen’.
Poco a poco, consiguieron que las víctimas fueran confiando en las autoridades y que declararan sobre el caso y en la actualidad, Nancy es una de las víctimas y superviviente que mantiene relación con Paula y el resto de los guardias civiles que la liberaron: “Son como un familiar, como un Dios que me ha salvado de las cosas horribles, de todo”, declara Nancy emocionada.
En España, la gran mayoría de las más de 40.000 mujeres prostitutas son víctimas de trato o explotación sexual. La prostitución mueve más de 5 millones de euros en España.