El 24 de junio de 2021, días después del hallazgo de los restos que confirmaban la muerte de Anna y Olivia Zimmermann, el buque Ángeles Alvariño y la Guardia Civil también localizaron unos chupetes de buceo que habría utilizado Tomás Gimeno para sumergirse a una considerable profundidad en el agua y no poder salir nunca más.
“Días después de encontrar las bolsas, encontramos los chupetes de buceo, que son unas pequeñas botellas de buceo que se utilizan para una bajada muy corta”, comienza explicando el capitán del buque Ángeles Alvariño, José Manuel Guerrero.
El subteniente de la Guardia Civil José Luis Seoane explica cómo determinaron que falleció Tomás Gimeno y por qué cerraron la investigación: “Nuestra hipótesis, cuando encontramos esas botellas, es que Tomás se habría suicidado arrojándose al agua utilizando uno de esos biberones para bajar a la máxima profundidad posible. Así, una vez que se agote, ya no hay opción de salir con vida a la superficie, y ese cuerpo se quedaría a expensas de las corrientes marinas. En ese momento entendimos que el caso se da por cerrado”.
“Se decide cerrar, puesto que tenemos muchos indicios que demuestran que los tres fallecieron en el mar. En el momento en el que el buque se despide y cerramos la operación, nos sentimos agradecidos con la labor que hicieron con nosotros y de que en ningún momento hubo agotamiento o cansancio por su parte”, añade la también guardia civil Cristina Pin.
Aunque el caso se cerrara, las heridas quedaron abiertas por mucho tiempo, en especial para la familia de Anna y Olivia Zimmermann, pero también para aquellos que investigaron durante días y días con la esperanza de encontrar a las pequeñas sanas y salvas.
“Emocionalmente nos ha efectuado a todos sobremanera. Por suerte siempre podemos recuperarnos, pero la cicatriz siempre quedara ahí”, expresa el subteniente de la Guardia Civil José Luis Seoane.
“Es el caso más complejo al que me he tenido que enfrentar a nivel profesional y personal”, pronuncia Cristina Pin, también guardia civil y quién cuenta que tenía una niña de dos años en el momento del suceso.
En marzo de 2022, la autoridad judicial decidió archivar la causa. Los cuerpos de Anna y Tomás nunca se encontraron.