Ángel tenía ocho años cuando tuvo que acudir al hospital porque llevaba meses con sinusitis, pero no se le curaba. Los médicos le habían recetado antibióticos que no le habían servido para nada y, ya en el hospital, le hicieron un TAC. A sus padres, Salo y Ángel, les dijeron que todo estaba en orden, pero en el informe aparecía que el niño tenía erosionado el hueso esfenoidal.
Cuando Ángel salió del hospital, un mes después, tras ser operado y de recibir una medicación fuera de protocolo que provocó graves complicaciones, lo hizo con una discapacidad del 88%.
Doce años después, los padres de Ángel siguen pidiendo justicia por lo ocurrido ya que consideran que hubo una presunta negligencia por parte de los médicos.
‘En boca de todos’ ha estado en directo con Ángel, que ahora tiene 21 años, y con sus padres. Su madre, Salo, ha explicado que cuando le hicieron el TAC al niño “se vio que había una infección de alta agresividad”, pero que “manipularon” las imágenes. “A los dos días nos llamaron y nos dijeron que todo estaba normal”, añadió.
Salo ha relatado lo que ocurrió con su hijo y ha hablado de una presunta negligencia médica en la que los doctores se habrían saltado “cuatro protocolos”. “Tienes un niño sano y te lo devuelven con una discapacidad del 88% para tapar a la médica del centro de salud”, ha dicho. La familia cree que fue la pediatra la que cometió el primer error y que, cuando lo vieron en el hospital, intentaron ocultarlo.
Desde entonces, Ángel tiene una discapacidad que le obliga a estar acompañado en todo momento. Tuvo que cambiar el colegio al que iba por uno de educación especial y, ahora, sus padres tienen que estar constantemente con él. “Tenemos una ayuda domiciliaria de una hora”, ha contado Salo, aludiendo a que es insuficiente.