Los hidratos de carbono son uno de los nutrientes esenciales en nuestra alimentación para llevar a cabo una vida sana. Son imprescindibles en una dieta por los numerosos beneficios que aportan en nuestra salud.

El principal cometido de los hidratos de carbono es el de aportar energía al cuerpo. Aportan la de más fácil utilización; se almacena y reserva en forma de glucógeno que se mueve rápidamente para generar glucosa cuando se necesita y, además, se ahorran las proteínas.

También evita la formación de cuerpos cetónicos, deshecho de las grasas que aparecen cuando el cuerpo utiliza las grasas en vez de los azúcares para generar energía.

Hay dos tipos de hidratos de carbono: simples y complejos. En el primer grupo están los monosacáridos y los disacáridos.

Entre los monosacáridos se encuentra la glucosa y la fructosa; mientras que en los disacáridos, los más conocidos son la galactosa y la sacarosa. Son azúcares simples que no deben representar más del 10% total de la energía.

En lo referente a los hidratos complejos encontramos los polisacáridos, entre los que se encuentra el almidón, reserva energética de los vegetales, y el glucógeno, principal reserva de energía del organismo que se almacena en el hígado y en el músculo.

Básicamente, podría decirse que los hidratos de carbono son la gasolina que necesita nuestro cuerpo para tener la energía suficiente cada día.

Por lo general, se recomienda que se ingiera entre 200 y 300 gramos de hidratos de carbono por día; siendo prácticamente la mitad de las calorías de una dieta sana.

Para llenar una cesta de la compra de forma equilibrada, debemos añadir la mayor cantidad posible de carbohidratos. Entre los alimentos más ricos en carbohidratos encontramos los siguientes:

Frutas y verduras también son aconsejables como fuente de carbohidratos, aunque su contenido en esta sustancia es inferior a los alimentos mencionados en el listado.