Lebron James se ha ganado el derecho a ser uno de los jugadores legendarios a los que mencionar cuando se repasen leyendas de la NBA, como por ejemplo Michael Jordan. Y eso que todavía sigue en activo. Pero ha sido un adelantado a su tiempo. Un deportista al que admirar por su enorme talento y poderío físico.
Apodado “The King”, Lebron ha ganado cuatro anillos de campeón de la NBA, 4 MVP de la temporada, 4 MVP de las finales o ha formado parte 10 veces del primer equipo de la liga. Una auténtica bestia que promedia 28 puntos por partido en su carrera, y que a sus 35 años sigue manteniendo el nivel a base de sacrificio y esfuerzo. Esta es su historia.
Lebron James nació en Akron, una región de Ohio situada a una hora de Cleveland. Sus primeros años no fueron sencillos. Su madre, Gloria, tenía tan solo 16 años y su padre biológico, un exconvicto, no quiso saber nada de su hijo. Una joven Gloria tuvo que luchar para sacarlo adelante, sola y sin ayuda de sus familiares –Gloria perdió a su madre al poco de nacer Lebron- hizo que no fuera fácil criarlo.
El coraje de Gloria marcó los primeros años de Lebron, ya que no encontraba trabajo fijo y tuvo que trasladarse de un punto a otro de Akron, subsistiendo como podía, y tratando de proteger a su retoño de la pobreza y violencia de las calles. Gloria encontró una nueva pareja, pero no tuvo suerte, y este acabó en prisión por tráfico de cocaína.
Uno de los primeros regalos que Gloria le hizo a Lebron fue una canasta y un balón de baloncesto. El pequeño Lebron se enamoró instantáneamente de dicho deporte, y no paraba de entrenar y jugar con la pelota. Además, para su edad, contaba con una genética con la que ya prometía que podía destacar en cualquier deporte que se propusiera.
Lebron, a quien en el instituto le costaba relacionarse por estar avergonzado de la vida que le había tocado llevar, se refugiaba en el basket y en el fútbol americano. Un talento que logró destacar en ambos deportes, pero se terminó decantando por el esférico naranja.
Su talento y entrega hicieron que se proclamara Mr. Basketball en Ohio durante su etapa del instituto. Ya se veía sobra aquellas canchas que era un deportista superior a la media y, los medios de comunicación de todo el país ya pusieron los focos en él, nombrándolo como la futura estrella de la NBA o incluso el sucesor de Jordan. Y apenas tenía 15 años.
El revuelo mediático causado por Lebron James desde su adolescencia fue increíble. Las expectativas eran elevadísimas. Tanto que protagonizaba las páginas de diarios o revistas a nivel internacional, e incluso firmó un contrato con Nike de 90 millones de dólares antes de debutar en la NBA.
Llegó el draft de 2003 y, como si de una película se tratase, todo salió perfecto. Estaba claro que iba a ser número 1 del draft y, así fue. El colofón lo puso que la primera elección correspondía a Cleveland Cavaliers, el equipo de la región en la que nació. Su equipo.
Desde su debut con los Cavs dejó muestras de su indiscutible talento en la cancha. Tanto que, en la primera temporada se llevó el premio de Rookie del Año. Y, año tras año, no se ha cansado de batir récords.
‘El elegido’ llevó a sus los Cavaliers a las primeras finales de su historia –del jugador y de la franquicia- en la temporada 2006/07, aunque no tuvieron opciones ante los San Antonio Spurs y cayeron por 4-0. Lebron, entonces, tenía 22 años.
Las siguientes temporadas de Lebron con los Cavs no fueron tan positivas –aunque sí a nivel individual- lo que le llegó a no renovar y ser agente libre. Tras una intensa pelea en la que toda la NBA estaba interesada e, incluso se montó un show para la decisión, fue a los Miami Heat.
Allí formó un tándem con Chris Bosh y Dwayne Wade, y llegaron a las finales en la primera temporada. Aunque cayeron con los Dallas Mavericks de Nowitzki.
Parecía que el anillo estaba maldito, pero lo consiguieron al año siguiente, en la temporada 2011/12 ante los Oklahoma City Thunder. Lebron fue MVP de las finales tras promediar 28,6 puntos, 10,2 rebotes y 7,4 asistencias en la serie. La temporada siguiente, también se llevó el anillo, tomándose su revancha particular con los Spurs, a los que vencieron por 4-3, y siendo determinante en el partido definitivo con 32 puntos.
En la temporada 2014/15 el hijo pródigo decidió volver a los Cavaliers de su corazón para saldar las deudas pendientes con su afición. Su llegada vino escoltada de la de Kevin Love y Kyrie Irving para optar a todo. Llegaron a las finales en su primer año, pero se toparon con la época dorada emergente de los Golden State Warriors de Curry, Thompson y compañía.
Al año siguiente se repitió la final. Los Warriors se pusieron 3-1, lo que hacía presagiar que volverían a llevarse el título. Pero los Cavs remontaron de forma espectacular, ganando tres partidos seguidos hasta llevarse el anillo por 4-3. Lebron fue MVP de los finales y, por fin, pudo ofrecerle el título a la ciudad de su corazón. El tercero y hasta el momento último de su carrera.
Después, la final GSW contra Cavs se repetiría otros dos años, aunque los de San Francisco vencieron con facilidad. Con una sensación de deber cumplido, Lebron se fue a Los Ángeles Lakers, equipo en el que ha iniciado una nueva reconstrucción para devolver el éxito a una de las franquicias más prestigiosas de la historia de la NBA y que ha terminado con la consecución del anillo en este 2020.
Lebron sigue siendo el Rey del baloncesto. Lo ha sido en su carrera y lo será cuando se retire. Larga vida al rey.