Los equipos de la NBA ya han comenzado a moverse en cuanto se ha abierto el periodo de traspasos. Y lo han hecho antes de que tuviera lugar el draft de 2020. Ricky Rubio ha sido uno de los primeros jugadores en cambiar de franquicia, y en 72 horas ha pasado de Phoenix a Oklahoma para terminar en Minnesota. Los cambios de cromos son frecuentes, pero las elecciones en el draft pueden marcar el futuro de los equipos.
El draft de la NBA es un proceso para dar paso a las jóvenes promesas a la mejor liga del mundo de baloncesto. Una forma de promover que jugadores, recién salidos de la Universidad o procedentes de otros campeonatos mundiales, se integren en alguna de las plantillas del campeonato.
Pero el draft tiene su proceso muy cuidado desde hace varios años, con el que los clubes tienen que cumplir una serie de patrones para establecer el orden de elección. Hay que tener en cuenta que, escoger en primer lugar te da cierta ventaja, pero no asegura que el futuro vaya a ser óptimo. Por ejemplo, Michael Jordan fue escogido en tercera posición en el draft de 1984.
En la noche de los novatos, cuyo origen data de 1947, se da a escoger a los peores equipos de la liga la posibilidad de escoger a las mejores promesas, ya sean norteamericanas o extranjeras, para reforzar su equipo y hacer la liga mucho más competitiva.
Por eso, muchos equipos, cuando dan una temporada por perdida al establecerse lejos de los objetivos marcados, realizan lo que se conoce como ‘tanking’. Básicamente, consiste en dejarse perder o, digamos, no emplearse a fondo, para poder tener una posición prometedora en el draft y que la situación cambie en años venideros.
Las normas han variado durante los años. Al principio era el peor equipo quien podía elegir, pero desde 1990 se realiza una lotería para establecer qué equipo escoge primero, teniendo prioridad aquellos que finalizan en peores posiciones. Es una forma de evitar el mencionado tanking, aunque los equipos lo siguen haciendo, puesto que acabar en las últimas posiciones, da acceso a más posibilidades, aunque no garantiza nada.
Los equipos que no se han clasificado para los playoffs entran en ese sorteo, teniendo más posibilidades de ocupar las primeras plazas los equipos que más derrotas han acumulado. En el resto de posiciones, ocurre exactamente lo contrario, aumentando sus posibilidades en base al porcentaje de victorias de la liga regular. Cuantas más victorias, más baja será su posición en el draft.
Para esta lotería, se introducen 14 bolas en un bombo del que se extraen cuatro bolas en un bombo. Están numeradas del 1 al 14 y crean 1.001 posibles combinaciones. Cada franquicia posee estas combinaciones según su posición en la última campaña. Los tres últimos equipos, por ejemplo, tienen 140 números de los 1.001, otorgándoles un porcentaje del 14% de posibilidades de que su combinación sea la que les conceda la primera elección. El porcentaje se va restando a medida que se avanzan posiciones.
Una vez extraídas, se establecen las tres primeras elecciones. El resto sí mantienen el orden según el récord de victorias de la mencionada fase regular.
Hay que tener en cuenta que las posiciones del draft no tienen por qué ser fijas. Los equipos pueden negociar y, suele ser habitual que se utilicen rondas del draft como objeto de mercado a la hora de negociar un fichaje, con el fin de abaratar costes de una transacción.
Los jugadores tienen que tener un mínimo de 19 años en el año de celebración del draft para poder presentarse. En el caso de los jugadores internacionales, que militen en otras ligas como hizo Pau Gasol o Luka Doncic, tienen que declararse elegibles para poder formar parte de una de las noches más emocionantes de la NBA.