La alimentación es vital a la hora de hacer ejercicio. En primer lugar, porque llevar una vida sana es clave para tener un interior sano. De nuestra dieta dependerán también los resultados a la hora de hacer deporte.
Es vital cuidar lo que vamos a comer antes y después de entrenar. Una rutina alimenticia es casi tan importante o más que la realizada en el gimnasio o al salir a correr.
El primer aspecto a tener en cuenta a la hora de la alimentación antes de entrenar es la digestión. En función de nuestras necesidades o lo que comamos, tendremos que hacerlo entre 30 o 60 minutos antes de comenzar a ejercitarnos.
Comer antes de entrenar puede aportar beneficios enérgicos al cuerpo y aumentar su rendimiento, además de disminuir la degradación de las proteínas.
Si nuestro objetivo es el de incrementar la masa muscular, tenemos que nutrirnos bien antes de proceder a coger pesas. Es especialmente recomendable la ingesta de hidratos de carbono de rápida digestión, ya que dan energía y mantienen el glicógeno del músculo y el hígado, al mismo tiempo que la proteína proporciona aminoácidos.
Si vamos a hacer ejercicios de resistencia o fuerza, lo ideal es comer una barrita energética para la puesta a punto de nuestro cuerpo. Un yogurt griego o lonchas de pavo con pan integral son el aperitivo perfecto para cargarnos de energía antes de entrenar.
La alimentación debe orientarse en función de nuestros objetivos. Anteriormente hemos profundizado en lo necesario para comer a la hora de incrementar la masa muscular. El proceso es distinto si lo que queremos es perder peso.
Una de las decisiones que toma la gente motu proprio para intentar perder peso es entrenar con el estómago vacío o en ayunas.
Esto puede ser un riesgo, ya que evidentemente, no tenemos las fuerzas necesarias para afrontar una dura sesión. El cuerpo no tiene energía almacenada; nos cansaremos enseguida y podremos sufrir incluso mareos.
Es una opción que tiene bastantes riesgos, pero también tiene beneficios innegables. Al no haber “gasolina” en nuestro cuerpo, recurrirá a nuestros depósitos de grasa para quemar energía, haciendo que perdamos peso en el proceso.
Lo más aconsejable es comer un aperitivo protéico alrededor de una hora antes de proceder al entrenamiento. Una pieza de fruta o una tostada de pan con algo de mermelada puede ser suficiente para mantenernos con la fuerza necesaria para quemar calorías.
Esto dependerá, en muchas ocasiones, de las fuerzas que se tengan en los días de entrenamiento. Si os levantáis con especial energía, podéis tratar de entrenar en ayunas; si no, es probable que a los pocos minutos estéis agotados.
La alimentación es clave para el desarrollo de nuestro cuerpo y eso es algo que notamos a nivel energético a la hora de hacer ejercicio, por lo que hay que tener claro qué es lo que debemos ingerir antes y después de entrenar.