Joaquín Sánchez ha sufrido en sus propias carnes una de las típicas bromas que él suele gastar. Ataviado todavía con la ropa del Betis tras haber jugado este jueves ante el Manchester United, su mujer Susana le dio a probar una patata frita muy especiada que hizo que el ex de la Fiorentina tuviera que ir corriendo a beber agua.
El extremo verdiblanco se metía una patata frita en la boca y no tardó ni unos segundos en escupirla. Tras quitársela de la boca, tuvo que abrir corriendo el grifo de la cocina para tratar de quitarse todos los restos. Aunque se enjuagó durante un buen rato, el picor no se iba de su cuerpo. "No puedo, tío, no puedo", gritaba Joaquín Sánchez mientras Susana y su hija - que grababa la secuencia - no podían parar de reírse.
El Real Betis cayó derrotado (0-1) ante el Manchester United en la vuelta de los octavos de final de la Liga Europa celebrada este jueves en el estadio Benito Villamarín, tras un choque igualado que llegó a dominar el conjunto verdiblanco, pero que remató el cuadro inglés con el tanto de Marcus Rashford para consumar su pase a cuartos tras el 4-1 de la ida en Old Trafford.
El solitario tanto del atacante inglés al comienzo de la segunda mitad tras un sensacional golpeo desde fuera del área fue suficiente para someter a un conjunto verdiblanco que lo intentó pero al que le faltó acierto. Lo abultado del resultado de la ida terminó por decantar un choque que puso fin a la andadura europea del Betis.
El conjunto de Manuel Pellegrini, que no pasa por su mejor momento tras acumular cuatro partidos consecutivos sin conocer la victoria, volvió a decir adiós a la segunda competición continental en octavos de final, como ya sucediera en la temporada pasada tras su eliminación con el Eintracht Frankfurt alemán, que posteriormente fue campeón.