“Si me encuentro con Jordan le doy un puñetazo”. Esa frase, dicha por Reggie Miller, jugador legendario de los Indiana Pacers, es significativa de la relación de odio que se tienen varios jugadores, y que se fraguó durante sus enfrentamientos en la NBA.
La historia se remonta al año 1993, cuando en un partido entre los Bulls y los Pacers, ambos tuvieron una de las peleas más recordadas de la historia de la NBA.
Miller se fue directo a por Jordan y ambos se enzarzaron en una serie de golpes y puñetazos, a pesar de que compañeros de ambos equipos trataron de separarlos.
Los piques y los cruces de declaraciones se sucedieron entre ambos en los años siguientes. El escolta de los Pacers fue conocido por su trash-talking, insultos a sus rivales con el objetivo de sacarlos de sus casillas; y lo hacía constantemente con Jordan.
Miller siempre se ha quejado de que no se trataba al resto de jugadores igual que a Jordan, con quien los árbitros eran más permisivos. Eso era algo que enfadaba considerablemente a la estrella de aquellos Pacers, que trataban de usurpar el reinado de los Bulls.
La tensión no se ha minimizado con los años y, a pesar del tiempo transcurrido, su enemistad se mantiene presente. Por eso, Miller, quien aceptó a regañadientes participar en el documental ‘The Last Dance’, no olvida y afirma que si se le vuelve a cruzar, quizás vaya a por él.
Miller nunca se amedrentó ante Jordan, y por eso se convirtió en su principal enemigo. También fueron memorables las finales de conferencia en 1998, en las que los Pacers llevaron a los Bulls hasta el séptimo partido. Un encuentro que se decidió en el último cuarto, en el que Jordan defendió a Miller, ante la expectación de todo el mundo. Consiguió que la estrella de los Pacers no anotara ni una sola canasta en el periodo decisivo.
La primera gran rivalidad de Jordan en la NBA fue con Isiah Thomas, estrella de los Detroit Pistons que ganaron dos anillos; dos títulos que los Bad Boys arrebataron a Jordan en las primeras finales que disputó, a base de golpes y un juego que rozaba los límites de la legalidad.
En aquella época el baloncesto era un deporte bastante más duro de lo que es en la actualidad. Los jugadores actuaban con contundencia y los Pistons de entonces actuaban son miramientos; tenían órdenes de ir a por Jordan cada vez que tocara el balón o entrara a canasta. Eso exasperó al 23 de los Bulls, que encima tuvo que soportar cómo le birlaron dos campeonatos. El propio Jordan ha admitido el odio que todavía guarda a aquellos Pistons.
Isiah Thomas era el líder de aquel equipo, y Jordan no olvida que, cuando los Bulls se tomaron venganza y ganaron su primer anillo barriendo a los Pistons, los ‘Bad Boys’ se retirasen de la pista sin felicitar a sus rivales.
Un enfrentamiento que trascendía más allá de las canchas. De hecho, corre la leyenda de que Jordan impuso que Thomas no fuera convocado con el Dream Team de USA en los JJOO de Barcelona 1992. Michael lo niega en el documental The Last Dance, pero al mismo tiempo asegura que su presencia habría roto la camaradería que había en aquel equipo de ensueño, que contaba con Pippen, Magic, Bird, Barkley o Ewing entre otros.
El precio de ser el mejor es tener que lidiar constantemente con rivales que quieren superarte; Miller y Thomas fueron, sin duda, los mayores némesis de Jordan, pero no los únicos. Los Knicks de Ewing y John Starks o Charles Barkley, con quien al final mantuvo una gran amistad gracias a la convivencia en Barcelona ’92, son algunos de los jugadores que le guardan rencor a Air Jordan por privarles de la gloria de ganar un anillo de campeón