A mediados de los años 80, el nombre de Mike Tyson se convirtió en uno de los más escuchados en los medios de comunicación. Consiguió saltar de los breves que las páginas de los periódicos deportivos dedicaban a los deportes minoritarios como el boxeo a los grandes titulares de las primeras páginas. Se convirtió en campeón del mundo con solo 20 años y ahí comenzó la 'tysonmanía': todo el planeta supo quién era ese tipo que intimidaba a quien se le pusiera por delante, aunque estuviera a miles de kilómetros y solo lo viera a través de la televisión.
Mike Tyson había nacido en Brooklyn en 1966 y tuvo una infancia complicada. Sin padre conocido y una madre sin trabajo, se metió en bandas callejeras desde muy joven y participó en multitud de robos que dieron con sus huesos en varios reformatorios. Allí tuvo la suerte de que el exboxeador Bobby Stewart se cruzara en su camino y descubriera el potencial que llevaba dentro. Encargó a Cus D’Amato su entrenamiento y la vida del joven Tyson cambió para siempre.
D’Amato no solo fue su entrenador y el hombre que le enseñó todo lo que necesitaba saber sobre boxeo, creando su propio estilo, sino que también se convirtió en su tutor legal. Así, Mike Tyson comenzó a crecer deportivamente y su escalada fue tan rápida como inesperada, hasta que irrumpió en el universo del boxeo el 22 de noviembre de 1986 cuando se convirtió en el campeón del mundo de los pesos pesados más joven de la historia. Solo tenía 20 años cuando derrotó a Trevor Berbick y conquistó el cinturón de la WBC por KO en el segundo asalto.
Tyson defendió su título con éxito por primera vez cuatro meses después, ante James Smith. Aunque no consiguió tumbar a su rival, que le ganaba en altura y peso, se llevó la victoria por decisión unánime y, de paso, unificó los títulos de campeón del mundo de la WBC con el de la WBA. También, amplió su historial hasta un impresionante 29-0 y su nombre ocupaba cada vez titulares más grandes en todos los medios de comunicación.
Un ejemplo de su popularidad a nivel mundial es que ese año de 1987, Nintendo sacó a la venta un videojuego llamado "Mike Tyson’s Punch-Out" y que vendió un millón de copias… en un momento en el que pocas personas de todo el mundo podían permitirse un videojuego en su casa. En mayo de ese año, Tyson defendió con éxito su título ante Pinklon Thomas y solo dos meses después, el 1 de agosto, volvía a ganar por puntos, esta vez a Tony Tucker, logrando también el cinturón de campeón de la IBF. Su racha alcanzaba ya el 31-0.
Y un año después, en 1988, Tyson despachaba por la vía rápida a uno de los más grandes, Larry Holmes. Era un momento en el que nadie se le ponía por delante y su récord no hacía más que crecer, al mismo tiempo que el tiempo que le duraban sus adversarios sobre el ring no hacía más que disminuir. Holmes, ya en su declive como boxeador, duró cuatro asaltos antes de caer sobre la lona y convertirse en la muesca número 33 del entonces campeón.
Todo era de color de rosa en la vida de Tyson: se había casado con la actriz Robin Givens y las victorias se sucedían (Tony Tubbs, Michael Spinks, Frank Bruno y Carl Williams), hasta que el 11 de febrero de 1990 sufría su primera derrota de la forma más inesperada que se recuerda. James 'Buster' Douglas le mandaba a la lona en el décimo asalto firmando una de las mayores sorpresas del deporte de aquellos años. Para hacerse una idea de lo que significó, las apuestas aquel día eran de 40 a 1 a favor de Tyson, pero el destino quiso que perdiera su imbatibilidad en aquel combate celebrado en Tokio.
Tyson se recuperó rápidamente y firmó cuatro victorias consecutivas entre 1990 y 1991, pero entonces llegó la denuncia de Desiree Washington, una modelo que acusó a Tyson de haberla violado. En 1992 fue sentenciado a seis años de prisión por violación y conducta sexual inapropiada y entró en la cárcel, de donde salió en libertad provisional en 1995 tras cumplir la mitad de su condena. Ese mismo año volvió al ring, enfrentándose a Peter McNeeley, que no le duró ni un asalto, a pesar de sus cuatro años de inactividad profesional.
Un año después, recuperaba su cinturón de campeón de los pesos pesados de la WBC tras ganar a Frank Bruno en uno de los mejores combates de Mike Tyson. El campeón no pudo superar ni el tercer asalto y Tyson recuperó su título cinco años después de perderlo de forma sorprendente contra Douglas.
Pero ese 1996 iba a marcar el principio del fin. Tyson ganó a Bruce Seldon para conservar su título, pero el 9 de noviembre se cruzó en su camino Evander Holyfield, infringiéndole la segunda derrota de su carrera, esta vez por KO técnico en el undécimo asalto en un combate memorable. Tyson pidió la revancha y esta llegó el 28 de junio de 1997, una fecha que se marcó en rojo en el calendario deportivo de aquel año. Y esa fecha se sigue recordando hoy en día por la trascendencia de aquel combate: fue el día en el que Mike Tyson perdió definitivamente el rumbo de su vida y fue descalificado por arrancar parte de la oreja de su rival durante la pelea de un mordisco.
A partir de aquel momento, la carrera de Mike Tyson cayó en picado. Nunca más volvió a ser el que era y, aunque consiguió alguna victoria más ante rivales menores, su palmarés se emborronó hasta terminar su carrera con un 50-6 tras caer ante el irlandés Kevin McBride en junio de 2005.
Pese a todo, su carrera fue impactante y ha pasado a la historia como una de las grandes figuras de la historia del boxeo. Los combates de Mike Tyson eran esperados como uno de los mayores eventos deportivos de cada año y las cifras que movían eran mareantes. Este neoyorquino protagonizó algunos de los mejores momentos de este deporte en el siglo XX… aunque pasará a la historia como el hombre que arrancó un trozo de oreja a uno de sus rivales.