Un año después de la muerte de Emiliano Sala, su familia tiene todos los días presente al jugador en su vida diaria. Nala, la perra inseparable del futbolista, tiene una nueva vida feliz junto a Romina, la hermana del delantero argentino.
Emiliano Sala adoptó a su perra en 2015 y desde entonces no se separaba de ella. Nala seguía echando mucho de menos a su dueño y seguía esperándole tras su fallecimiento. Desde entonces, Romina decidió adoptarla y no separarse nunca de ella llevándola a Argentina. Allí Nala es feliz y no se separa de Augusto, el sobrino de Emiliano, al que no le quita el ojo.
Su hermana ha subido en Instagram una imagen de la perra vigilando a su nuevo dueño en la piscina.
Un año después, todos lamentan su pérdida y aún quedan muchas incógnitas por resolver. El Nantes tiene previsto rendirle un homenaje el próximo 26 de enero en el estadio Beaujoire, en el encuentro que disputará frente al Girondins de Burdeos.