Grosjean protagonizó una de las imágenes más impactantes de la F1. El coche del piloto se salía e impactaba contra un muro y una gran llamarada envolvía al monoplaza.
Fueron segundo de terror e incertidumbre hasta que se vio como Romain salía por su propio pie del vehículo y rápidamente era atendido por los agentes de pista. Ese día en el Gran Premio de Baréin y viendo la brutalidad de las imágenes volvió a nacer.
Grosjean ha ido mostrando su recuperación. Los 28 segundos que estuvo retenido en el coche le provocaron quemaduras en las manos y los tobillos. Él mismo ha narrado cómo vivió esos momentos. "Mi cuerpo empezó a relajarse. Sentí que estaba en paz conmigo mismo, pensaba que iba a morir. Me hice la pregunta: ¿me va a quemar el zapato, o el pie o la mano? ¿Va a ser doloroso? ¿Dónde va a empezar?".
Después de estos instantes de desconcierto lo tuvo claro. Al principio pensó que quizás debería esperar a que le rescataran, pero las llamas cada vez crecían más. “No estaba estresado y obviamente no sabía que había un incendio. Entonces miré a la derecha y a la izquierda y vi el fuego. Me dije, vale, no tengo tiempo que perder aquí”.
Lo intentó y se encontró con algún impedimento. “No pude. Volví a la izquierda, tampoco. Me senté de nuevo y luego pensé en Niki Lauda, en su accidente, y pensé que no podría terminar así. no podría terminar así.No podía ser mi última carrera. No podía terminar así. No podía ser. Así que lo intenté de nuevo. Estaba atascado”.
“Me pareció que eran dos, tres o cuatro segundos. Supongo que fueron milisegundos. Pensé en mis hijos, en que no podían perder a su padre. Así que no sé por qué lo hice, pero decidí girar mi casco a la izquierda y subir y luego tratar de torcer mi hombro. Eso funcionó. Tiré tan fuerte como pude de mi pierna izquierda. El zapato se quedó donde estaba mi pie, pero el pie salió”.
Fue todo muy rápido, pero le dio tiempo a ver cómo los efectos del fuego iban haciendo mella en su indumentaria. “Mis guantes son rojos y vi cómo, especialmente el izquierdo, cambiaba de color. Estaba empezando a derretirse, se estaba volviendo negro. Sentía el dolor, pero también alivio por estar ya fuera del coche”.
Ya fuera del coche sintió el alivio al ver que no estaba solo. Un médico ya estaba ahí para valorarle. “Me dije: ‘Oh, mierda, soy como una bola de fuego que corre’. Tuve esa imagen que hemos visto en un video de la FIA cuando hicieron una prueba, pusieron a alguien en el fuego y este corrió alrededor solo para mostrar que la vestimenta aguanta. Imaginaba que el fuego me perseguía”.
En pleno caos era consciente de que las lesiones en sus mano podían ir a más y de ahí a que se quitara inmediatamente los guantes. "Pensé que la piel se me iba a pegar a los guantes. Ya me habían visto salir del coche, pero necesitaba enviar otro mensaje potente de que estaba bien”.