Fernando Alonso se ha mostrado no solo insatisfecho, sino desconfiado con su propia escudería en los últimos días. Después del Gran Premio de Austria, el piloto asturiano se mostró muy confuso por cómo estaban yendo las cosas en Alpine.
El piloto de la escudería francesa tuvo dificultades desde el sábado, cuando en la clasificación al sprint tuvo un problema con la batería del monoplaza justo antes de la vuelta de formación.
El coche se le apagó por completo y tuvo que regresar al garaje. Finalmente, no pudieron solucionar el problema y Alonso se quedó sin disputar la clasificación al sprint después de haber conseguido clasificar noveno en la jornada del viernes.
En su momento, el piloto asturiano se quejó de que los problemas de fiabilidad solo ocurrían en su lado del garaje: “Ha sido otro problema en mi coche, pero no sé, la fiabilidad creo que es buena, o al menos el coche de Esteban Ocon siempre va bien”, aseguró.
Pero la carrera del domingo no hizo más que confirmar su mala suerte con el equipo Alpine. Tuvo que parar tres veces y, además, en una de esas paradas no le ajustaron bien una tuerca y tuvo que volver a entrar jugándose una sanción por culpa de un error humano de su escudería.
Con todo esto, y habiendo salido último, Alonso se mostró descontento con su décima posición, pues cree que el potencial de Alpine podía haberle hecho aspirar a más: “Podríamos haber terminado... ¿sextos, séptimos?”, preguntó por radio después de la carrera.
“Así es, porque Ricciardo estaba delante, podríamos haber ganado más posiciones, para ser honestos, sexto o séptimo era una opción real", le aseguraron desde el equipo.
La desconfianza con Alpine crece en un Alonso que no ha renovado todavía y que ve que la mala suerte y los errores solo van en una dirección en el garaje de la escudería francesa.
"Vale, no tengo palabras, tío. Hay cosas muy difíciles de entender esta temporada. Intentemos tener una segunda mitad mejor", replicó por radio para concluir.