Los neumáticos son los únicos elementos de contacto entre el coche y el asfalto, por lo que es crucial que los mantengamos en buen estado de conservación por nuestra seguridad y la de los demás usuarios de la carretera. No solo es un ingrediente fundamental en la seguridad, sino que un buen mantenimiento de las gomas nos garantiza un mejor rendimiento y funcionamiento del coche, además de que evitaremos cuantiosas multas.
Sin embargo, los conductores suelen hacerse periódicamente la misma pregunta: ¿cómo saber si los neumáticos están gastados? Para responderla correctamente, vamos a repasar algunas medidas de seguridad que afectan a las ruedas de nuestro vehículo.
En primer lugar, las temperaturas extremas no sientan bien a nuestros neumáticos. La lluvia, nieve o una fuerte y continua exposición al sol provocan un mayor desgaste en las gomas. El estado de las vías por las que circulamos también incide en la vida útil de las ruedas. Calzadas en mal estado de conservación o con muchos baches desgastan los neumáticos de forma muy rápida.
Pero no solo hay factores externos: nuestra manera de conducir es otro factor importante de desgaste. Los excesos de velocidad, aceleraciones rápidas o frenadas de emergencia causan un gran deterioro en las cubiertas de las ruedas.
Comprobar el desgaste de los neumáticos está al alcance de cualquier persona. Basta con tener una moneda de un euro a mano y colocarla en el surco de la rueda. Si la parte dorada de la moneda queda cubierta, significa que las gomas tienen una profundidad de dibujo de, al menos, 1.7 milímetros, el mínimo exigible por parte de las autoridades para conducir con seguridad.
Esta comprobación no es la única que debemos hacer para asegurarnos la salud de nuestros neumáticos. Además de la profundidad del dibujo, debemos fijarnos en otros aspectos que son claves para nuestra seguridad.
Una presión excesiva o deficiente de un neumático compromete igualmente la seguridad. Cada vehículo tiene una presión recomendada que debemos comprobar en el manual de instrucciones del coche. Si nuestro neumático tiene una presión excesiva, la parte central será la que más desgaste sufra y los laterales apenas mostrarán signos de desgaste. Este exceso de presión reduce la durabilidad de las gomas y puede comprometer la maniobrabilidad del vehículo.
Por el contrario, si notamos que el desgaste es mucho más profundo en los laterales que en el centro, es un signo de poca presión en los neumáticos. Además de comprometer la seguridad del vehículo (la distancia de frenado aumenta), gastaremos más combustible.
Si observamos protuberancias o burbujas en el lateral del neumático, debemos cambiarlo inmediatamente. La existencia de protuberancias demuestra que la parte más rígida del neumático se ha dañado seriamente y la presión del aire alcanza las capas más externas y flexibles del neumático. Normalmente, este daño se produce al conducir sobre vías en mal estado y con muchos baches. Una vez más, la seguridad queda muy comprometida, ya que la probabilidad de sufrir un reventón es alta.
Otro daño fácilmente observable y que no deberíamos dejar pasar por alto. Las grietas son un signo inconfundible de que el caucho del neumático se está rompiendo, lo que puede provocar que se separe del cordón de acero y acabe causando daños en el exterior del coche. A veces puede ocurrir que se empiece a agrietar antes de que se reduzca la banda de rodadura.
Igualmente deberemos cambiar los neumáticos por unos nuevos si vemos signos de cuarteamiento. Este daño se produce normalmente cuando el coche lleva mucho tiempo sin moverse y las ruedas se han cuarteado al apoyar siempre en el mismo punto.
Los neumáticos no tienen fecha de caducidad, pero lógicamente con el paso del tiempo van perdiendo sus cualidades. Como norma general, no deberíamos usar gomas de más de diez años, aunque las veamos en buen estado. Pero, ¿cómo puedo saber la edad de mis neumáticos? Fácil: en el perfil de la rueda, al lado de la marca, el modelo y otros detalles técnicos, veremos la inscripción DOT. Después de estas tres letras, aparecen dos grupos de tres o cuatro caracteres y finalmente un código de cuatro números que nos informa de la fecha de fabricación. Los dos primeros informan de la semana y los dos últimos del año. Por ejemplo, 0818 significa que son neumáticos fabricados en la octava semana del año 2018.
Si la seguridad no fuera motivo suficiente para revisar las ruedas periódicamente, debes saber que la Dirección General de Tráfico considera los neumáticos como elementos de seguridad activa y, por tanto, son muy vigilados por las autoridades competentes. Las multas que se pueden recibir son de hasta 200 euros por cada rueda en mal estado o por no cumplir con la profundidad mínima.
Pero no son las únicas multas relacionadas con los neumáticos. Si en cada eje montamos ruedas distintas, la DGT prevé multas de 150 euros, mientras que en el caso de que llevemos neumáticos no homologados la sanción ronda los 120 euros.
Con estos pequeños consejos ya no hay excusa para hacer un correcto mantenimiento de los neumáticos. Como hemos visto, no es necesario ser un experto en la materia, ni siquiera es necesario llevarlo a un taller. Hacer comprobaciones periódicas para saber si los neumáticos están gastados nos puede salvar la vida.