Hace algunas décadas, las calles de las ciudades españolas se llenaron de repente de rotondas. Esta solución para el tráfico ya era habitual en otros países, pero a los españoles les pilló desprevenidos y, a día de hoy, siguen siendo un quebradero de cabeza para muchas personas, que no saben cómo circular por una rotonda correctamente. Pero, ¿qué dice la normativa?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que hay rotondas de un solo carril, pero también de dos o más carriles. Sin embargo, eso no significa que se circule de una manera diferente al resto de carreteras: si llegamos a una rotonda y vamos a salir en una de las primeras salidas, hay que colocarse a la derecha. Si, por el contrario, vamos a utilizar una salida posterior, debemos utilizar los carriles centrales para no molestar a los conductores que sí van a salir.
Uno de los grandes conflictos que provocan las rotondas tiene que ver con la prioridad. La norma básica es que el conductor que está dentro de la rotonda tiene prioridad respecto al resto de vehículos que quieren acceder a ella. Por eso, nunca se debe entrar en una rotonda cuando hay otro vehículo ya en el interior con el que se pueda colisionar.
Una vez que estamos en el interior de una rotonda, también hay problemas de prioridad. En estos casos, la norma dice que la prioridad siempre la tendrá el vehículo que ya está en un carril, por lo que, si es golpeado por otro conductor que quiere cambiar de carril, la culpa será de este último.
Este es el problema que suele suceder en la mayoría de las colisiones que se producen en el interior de una rotonda: un vehículo va por el carril exterior y pasa una salida, pero otro que va por el carril interior le impacta al querer abandonar la rotonda "haciendo un recto". Lo que debería haber hecho es cambiarse primero al carril derecho antes de su salida, y si no puede hacerlo, tendrá que dar la vuelta completa a la rotonda para salir de forma correcta y sin riesgo de colisión.
Tal y como explica la DGT, también hay algunas rotondas que tienen señales de tráfico. Aunque no es lo habitual, se dan sobre todo en ciudades, en muchos casos para permitir que los peatones puedan atravesar alguna zona de paso. En estos casos, hay que hacer caso siempre a las señales, tanto verticales como pintadas en el suelo, y después seguir las normas habituales de las rotondas.
Sin embargo, lo que hay que tener en cuenta es que la glorieta es una vía de sentido único y con sus salidas situadas en su carril derecho. Por eso, hay que actuar como si se tratara de una autovía: y, en una autovía, a ningún conductor se le ocurriría circular por el carril izquierdo si fuera a utilizar una salida que está a la derecha, ya que tendría que cruzarse y poner en riesgo a otros conductores.
Sí que hay un caso en el que se puede utilizar el carril interior para salir a la derecha: es cuando existen marcas viales que señalicen y encaucen el tráfico. En esa situación, la salida se puede hacer por los dos carriles, el interior y el exterior. Sin embargo, no hay que olvidar que siempre que el carril derecho esté libre hay que utilizarlo.
También es importante utilizar los intermitentes para avisar al resto de conductores de nuestras intenciones. Cuando se usa el carril interior, no es necesario tener el intermitente encendido continuamente; sin embargo, sí es necesario usarlo cuando se va a cambiar de carril para comunicarlo al resto de usuarios de la vía. También se debe usar el intermitente cuando se circula por el carril derecho para avisar de que vamos a abandonar la rotonda en la siguiente salida. Eso sí, no se debe hacer hasta que la siguiente salida sea la nuestra, para no llevar a error a otros conductores.
Cómo circular por una rotonda es algo que no todos los conductores saben hacer con fluidez, lo que provoca accidentes a diario. Utilizar el sentido común es vital para evitar colisiones, respetando la prioridad y anunciando nuestras intenciones por medio de los intermitentes para avisar a otros conductores de nuestros movimientos.