El fútbol base sigue sufriendo una violencia que no se puede permitir y hay que denunciar para que deje de producirse. En un partido de juveniles en Ourense entre el Velle B y el Seixabalbo, el árbitro tuvo que dar por finalizado el encuentro por los graves insultos que estaba recibiendo desde la grada por parte del padre de un jugador local.
El colegiado se marchó directo a los vestuarios entre lágrimas. Los dos equipos tuvieron un comportamiento ejemplar y ayudaron al árbitro a que se recompusiera emocionalmente. La seguridad del campo echó al padre del jugador y el partido se pudo reanudar.
El Seixalbo denunció los hechos en su cuenta de Facebook mediante un comunicado en el que explicó cómo sucedió todo:
"Esta mañana pasamos vergüenza en la visita al Velle contra el equipo juvenil. El árbitro, en el minuto 15 de la segunda parte, pitó el final del partido por los graves insultos que estaba recibiendo del padre de un jugador local (lamentablemente conocido ya por alguna situación parecida). Pena e impotencia ver llorando al colegiado en el vestuario tratando de ser consolado por representantes de ambos clubes. Rabia. Tristeza.
Después de recuperarse emocionalmente de lo sucedido, reanudó el partido una vez abandonó las instalaciones la persona en cuestión. Este tipo de actitudes, empañando un partido de chavales que no tienen culpa, hay que denunciarlas públicamente. El resultado final es lo de menos: 1-2 (Diego Paredes y Pablo Gil) ¡Por un fútbol con educación en valores!”