La Superliga no es un tema muerto y enterrado. Se salieron nueve clubes, pero otros tres se resisten a hacerlo y ven viable que este proyecto se desarrolle en un futuro. Ante las continuas advertencias de los grandes estamentos del fútbol actual, que desde un primer momento se negaron a aceptar esta nueva competición, Madrid, Barcelona y Juventus se han unido para denunciar las continuas presiones que están recibiendo.
"Los clubes fundadores de la Superliga han recibido -y continúan recibiendo- presiones, amenazas y ofensas para que abandonen el proyecto y su responsabilidad y derecho de aportar soluciones al ecosistema del fútbol a través de propuestas concretas fruto del diálogo constructivo. Esto es inaceptable en un estado de derecho", señala el comunicado conjunto de las tres entidades.
Además, recuerdan que los tribunales "ya se han pronunciado" sobre el proyecto de la Superliga ordenando a FIFA y UEFA "que se abstengan mientras se tramita el procedimiento judicial de realizar cualquier actuación que pueda penalizar a los clubes fundadores o que vaya contra la Superliga".
Los tres clubes recuerdan que el proyecto de la Superliga fue diseñado para "aportar soluciones a la situación insostenible que atraviesa actualmente la familia del fútbol". En este sentido, reconocen su "profunda preocupación ante la actual coyuntura socioeconómica", por lo que resulta "imprescindible" emprender reformas estructurales.
En este sentido, explican que cuando anunciaron la creación de la Superliga anunciaron la "voluntad" de establecer un canal de comunicación con UEFA y FIFA, todo "desde el máximo respeto a las estructuras actuales del fútbol y su ecosistema". "Los clubes fundadores acordaron expresamente que la Superliga sólo tendría lugar si dicha competición resultaba reconocida por UEFA y/o FIFA o si fuera reconocida como una competición compatible a todos los efectos con la continuidad de los clubes fundadores en sus respectivas competiciones nacionales. Sin embargo, UEFA y FIFA han rehusado establecer canal de comunicación adecuado alguno", indicaron.
Todo ello con el fin de "aportar estabilidad financiera a toda la familia del fútbol europeo", afectado "por una profunda crisis que amenaza la supervivencia de muchos clubes". "Muestra de ello, el compromiso asumido por la Superliga de abonar pagos anuales de solidaridad que multiplican materialmente los ofrecidos por UEFA, y la obligación de reforzar las reglas de sostenibilidad financiera mediante la creación de un sistema de control claro, transparente y eficaz verificado por expertos", explicaron.
También señalan que la Superliga era entendida por los 12 clubes fundadores como "una oportunidad única" para ofrecer a los aficionados "el mejor espectáculo posible y aumentar el interés global por el deporte", que se enfrenta "a nuevas tendencias generacionales que amenazan su futuro". "Por otra parte, también tenía como objeto primordial impulsar el fútbol femenino a nivel global, una oportunidad histórica para su promoción", apuntaron.
"Somos plenamente conscientes de la diversidad de reacciones, en muy diversos ámbitos, que ha producido la iniciativa de la Superliga y, en consecuencia, de la necesidad de reflexionar sobre los motivos que han generado dichas reacciones y reconsiderar el planteamiento propuesto en lo que resulte necesario. Sin embargo, incurríamos en una grave irresponsabilidad si, siendo conscientes de las necesidades y crisis sistémica del sector del fútbol abandonáramos nuestra misión de aportar soluciones eficaces y sostenibles y respuestas a las cuestiones que amenazan al fútbol", manifestaron.
"Lamentamos profundamente que nuestros amigos y socios fundadores del proyecto de la Superliga se encuentren inmersos en una postura incoherente -e inconsistente- tras asumir en el día de ayer ciertos compromisos con UEFA. Sin embargo, dado que los problemas materiales que llevaron a los 12 clubes a anunciar la Superliga hace unas semanas no han desaparecido, reiteramos que, por respeto a nuestra historia, por nuestra responsabilidad ante nuestros socios y aficionados, por la sostenibilidad financiera del deporte y por el bien del fútbol, tenemos el deber de actuar con responsabilidad y de perseverar en la búsqueda de soluciones, pese a las inaceptables presiones y amenazas que continuamos recibiendo de UEFA", advirtieron.
Por último, insisten en su "compromiso y firme voluntad de debatir", "sin presiones del todo intolerables y con respeto al Estado de Derecho, las soluciones más apropiadas para la sostenibilidad de toda la familia del fútbol".