El 2020 no está siendo un buen año para nadie y menos para Bartomeu. Lo que se venía rumoreando los últimos días ha sucedido, el presidente ha dimitido junto al resto de la directiva. Se aferraba hace unas horas a su cargo y confiaba que la Generalitat aceptara su petición de aplazar 15 días el voto, pero no ha sido así y ha tomado la decisión de marcharse.
No quiere ser el primer presidente que es echado por los socios y por eso ha decido irse antes de someterse al referéndum. Ha ido apagando fuegos como ha podido, pero este último no ha sido capaz. Desde enero todo ha ido en picado y ya los socios no han aguantado más.
Desde enero de este mismo año las cosas no han ido bien. Todo comienza en la Supercopa de España. El Barça cae eliminado y el 13 de enero destituyen a Valverde. Muchos nombres empezaron a sonar, entre ellos el de Xavi Hernández. Era el favorito de los culés y del vestuario, pero finalmente llegó Setién. Esto fue una de las primeras brechas que creó con respecto a la plantilla.
El cruce de declaraciones entre Abidal y Messi daba constancia de que la relación con la directiva no era la mejor y meses más tarde se volvería constatar.
No se habían aplacado mucho los ánimos cuando estalla en el mes de febrero el 'Barçagate'. Como se demostraría más tarde, una empresa contratada por la directiva de Bartomeu para que en redes sociales no se dejara en buen lugar a alguno de los jugadores. A pesar de los esfuerzos del presidente por desmentir esta información nada podría hacer ante las evidencias y provocó la fuga de seis de sus directivos.
Toda esta polémica se trasladaba al vestuario y al campo, las sensaciones no eran y los jugadores no acababan de aceptar a Setién. Otra de las gestiones que no gustó nada fue el fichaje de Braithwaite. Se lesionaron Dembélé y Suárez y podrían hacer un fichaje. El éxito del mismo se ve reflejado en los minutos que el delantero ha jugado realmente a pesar de tener dos bajas en la delantera.
Viene la pandemia, el fútbol se para y son unos meses en donde puede estar alejado del foco. Se retoma el juego y las sensaciones no son buenas tras el parón, tanto es así que acaban perdiendo La Liga y Messi avisa tras el último partido diciendo que así no van a ir a ningún sitio y no iban a ganar nada.
Esto en su momento no se supo, pero resultó premonitorio. Llega la Champions y las ilusiones se renuevan, se estrecha el cerco entre el vestuario y los jugadores, o al menos se intenta. Octavos de final contra el Nápoles y se consigue la victoria y pasar de ronda, pero seguía siendo un espejismo. No jugaron bien, pero consiguieron el objetivo. Concentración y cabeza puesta en el siguiente, el Bayern que tras el confinamiento parecía que no habían perdido el ritmo de competición y estaban imparables, como así fue.
Las apuestas se declinaban por el equipo alemán, pero nadie se imaginó el resultado final. El 2-8 que pasará a la historia negra del Barça. No fue en sí solo el marcador abultado, sino la imagen dada. Nada tenía que ver con la de un equipo grande y puntero de Europa.
Setién destituido y la promesa de regenerar un vestuario son las primeras reacciones. Koeman llega con la gran labor de levantar esta debacle y a pesar de que se anunciaron cambios, pocos se hicieron finalmente. Solo Suárez, Vidal y Rakitic salieron. Otros descartados como Umtiti se han quedado para estar un año en la grada y cobrando porque no le han encontrado salida.
El que quería salir y protagonizó el mes de agosto fue Messi. Es una de las mayores crisis a la que se ha sometido Bartomeu. La estrella del equipo que ha hecho historia en el club y que ha aportado muchos títulos se quería marchar, no tenía ilusión por seguir y vestir la camiseta blaugrana.
El famoso burofax que mató a la directiva. Tenían que reconducir la situación y hacer por todos los medios que Messi se quedara. Una promesa no cumplida hizo que el argentino se quisiera ir más que nunca, pero ante de que se empezara una guerra judicial, Leo tomó la decisión de seguir, precisamente por esto, por no meterse en juicio con el club donde había desarrollado toda su carrera se quedó al menos el año de contrato que le queda.
Messi se queda para tranquilidad de todos los aficionados y del club. Desde que empezó la pandemia, a lo largo de todos estos meses, las tiranteces con la plantilla por la rebaja salarial han estado ahí y ha sido un punto de conflicto que a día de hoy sigue estando.
A todos estos problemas a los que Bartomeu ha tenido que hacer frente e ir tapando como ha podido. El run run de la dimisión siempre se le achacaba, sorprendía que a pesar de todo quisiera mantener el cargo y no dejarlo tras los últimos acontecimientos en lo que él de forma directa o indirecta era culpable.
Por lo que la plataforma 'Més que una Moció' tomó la iniciativa por él, le presentó una moción de censura y todos los mecanismos legales se pusieron a disposición para que esta se llevara a cabo. Las firmas necesarias se consiguieron y lo siguiente era convocar las urnas. Algo que no ha sido nada fácil.
Los días propuestos eran el 1 y 2 de noviembre. Estas fechas no le venían bien a Bartomeu y planteó un aplazamiento de 15 días para poder organizarlo todo correctamente. Se acogía a la pandemia y a las medidas sanitarias para hacerlo. Consideraba que necesitaba todos esos días para preparar las sedes y garantizar que sus socios estuvieran lo máximo posible protegidos del virus sin correr riesgos. La Generalitat no ve impedimento en que se puedan celebrar en estas fechas y por lo tanto Bartomeu se ve una vez más acorralado.
Todo esto ha ocurrido en un solo año, en el que Bartomeu ha estado intentando tapar el sol con un dedo, pero finalmente no le ha quedado más remedio que claudicar ya que de someterse a las urnas la humillación podría haber sido peor.
La fuga de talento de La Masia para hacer caja como el caso de Eric García que se fue en el 201 y ahora le han querido recuperar, pero no ha sido posible. La marcha de Neymar, los resultados en Champions ante la Roma o el Liverpool, son algunos de los problemas que venía arrastrando en los últimos años y que enfadaba a los socios. No estaban contentos con la gestión de Bartomeu y de sus directivos. El 2020 ha sido solo la gota que ha colmado el vaso.