Koeman ya avisó en la previa al Valladolid y aseguró que no se iba a reservar nada a pesar de que El Clásico estaba a la vuelta de la esquina. Messi y De Jong tenían cuatro amarillas y de haber visto la quinta se hubiera quedado sin dos de las piedras angulares de su sistema.
El joven holandés partía en el centro de la zaga de esa defensa de tres que tanto gusto ahora al técnico. El Barça desde el inicio puso muy poca intensidad por lo que eso favoreció a la reserva que debía hacer de cara a la próxima jornada. En el segundo tiempo se situó en el medio campo, pero el partido no fue bronco y no hubo acciones graves¡, excepto la que el árbitro consideró la expulsión de Óscar Plano.
Messi tampoco entró mucho en el juego de su equipo y las ocasiones fueron escasas de ahí a su poca partición en ataque. Quizás esa apatía generalizada hizo que se dieran acciones del juego que provocaran la amarilla y con ello salen victoriosos en la batalla personal. A Koeman le salió bien su apuesta de ponerlo todo por el resultado y porque no vieron la tarjeta ya piensan en El Clásico más decisivo de los últimos tiempos. El Barça está a un punto del líder y de ganar se pondría primero.
Otro que quiere estar en el partido de la jornada 30 es Gerard Piqué. El jugador no está teniendo suerte con las lesiones y tras su reaparición en la vuelta contra el PSG y los sucesivos partidos se resintió.
El jugador se machaca para estar sobre el césped del Di Stefano, pero el entrenado ha sido clara y asegura que no va a arriesgar. Jugarán si todos los condicionantes se dan para ello y sin arriesgar. "No vamos a arriesgar, no por la semana que viene, sino porque hay más partidos esta temporada y queremos tener a la gente disponible. Han estado un tiempo fuera, son jugadores muy importantes para este equipo", decía en la rueda de prensa previa al Valladolid.