Messi recibe una sonora pitada del Parque de los Príncipes: aumenta la tensión en una nueva derrota del PSG

En los días previos al partido del PSG contra el Rennes ya los ánimos estaban caldeados. La eliminación en la Champions y algunos resultados en la Ligue 1 están empezando a cansar a la afición. Uno de los jugadores señalados ha sido Messi que los ultras anunciaron que iban a mostrarle su indignación en el partido y así fue.

El speaker anunciaba los nombres del equipo parisino y cuando llegó el turno del argentino el ambiente se volvió hostil y le dedicaron algunos pitos por parte de La Virage Auteuil, aunque los otros tres sectores de la grada intentaron contrarrestar esto con aplausos.

Esto sucede justo cuando la continuidad de Messi sigue en el aire. Tras el Mundial se hablaba de que estaba la renovación encarrilada, pero lo cierto es que han pasado las semanas y parece que hay más distancia y que el jugador no lo tiene tan claro.

Otro de los que no se libró de los pitos fue Christophe Galtier. El técnico fue otro de los grandes señalados en la eliminatoria contra el Bayern de Munich en los octavos de la Champions. Un entrenador que no tiene asegurada su continuidad y que ya empiezan a sonar nombres de cara a la próxima temporada.

Otra derrota del PSG

No quería mirar Luis Campos, asesor deportivo del París Saint Germain, al lado de Nasser Al Khelaifi, el presidente, cuando el Rennes marcó el 0-2 al inicio del segundo tiempo en el Parque de los Príncipes, entre los gestos de resignación de Kylian Mbappé y Lionel Messi, lo único apreciable, en una versión reducida este domingo, nada constantes, de un equipo que transita sin alma hacia el título de la Ligue 1.

Es el destino del PSG en esta campaña, salvo que haya alguien capaz de debatirlo, el Marsella o el Lens. No lo parece a falta de diez jornadas para el cierre de la competición, pese al naufragio inesperado de este domingo en su terreno -no perdía como local en la liga desde el 3 de abril de 2021, por 0-1 con el Lille, hace 35 encuentros en casa-, y la certeza del fracaso de Christophe Galtier, cuyo futuro parece agotado en cuanto termine el curso. Ni las numerosas bajas valen como excusa.