Leo Messi podría estar ante su último partido frente al Real Madrid. 26 goles contra el que fue su gran rival en sus 17 temporadas en el Barcelona, y 15 de ellos en un Santiago Bernabéu que por primera vez pisará con otra camiseta, la del París Saint-Germain, para intentar romper una sequía de nueve partidos sin marcar al conjunto blanco.
Más de dos años han pasado desde el último encuentro que disputó Messi en el estadio madridista. La pandemia del coronavirus obligó a parar La Liga y en su reanudación el Real Madrid jugó sus encuentros como local en el Alfredo Di Stéfano.
Infausto recuerdo para Messi aquel 1 de marzo de 2020 en el que, con las gradas abarrotadas y sin imaginarnos lo que se nos venía encima, el Barcelona que por aquel entonces estaba entrenado por Quique Setién caía 2-0 con goles de Vinicius y Mariano.
Más atrás en el tiempo hay que remontarse para recordar su último gol al Real Madrid, al 6 de mayo de 2018, misma temporada en la que, el 23 de diciembre de 2017, en el duelo de ida en La Liga Santander, anotó su último tanto en un Santiago Bernabéu que pasó de ser su jardín a no poder celebrar un gol para un Barcelona que no gana un clásico desde el 2 de marzo de 2019.
Y eso que la historia de Messi contra el Real Madrid arrancó de forma inmejorable. En su primera temporada como jugador del primer equipo a todos los efectos marcó un triplete, con gol en el minuto 90 incluido, para el trepidante 3-3 final del 10 de marzo de 2007.
Su estreno en el Bernabéu tardó dos años en llegar, en un partido para la historia de los clásicos. El astro argentino anotó un doblete en la famosa victoria 2-6 del Barcelona el 2 de mayo de 2009. Temporada que acabó con pleno de títulos, seis, del equipo que dirigía Pep Guardiola.
Desde entonces, Messi ha celebrado 15 goles en sus visitas al conjunto blanco, repartidos en 22 partidos en los que acumuló 12 victorias, 3 empates y 7 derrotas.
En dichos encuentros dejó, como no, actuaciones estelares. En el recuerdo aquel triplete en 2014 para el 3-4 final y, sobre todo, el gol en el minuto 92 para romper 2-2 que reflejaba el marcador; partido en el que dejó una imagen histórica de los clásicos, quitándose la camiseta y mostrándosela a los 81.044 aficionados que se dieron cita aquel 23 de abril en el Santiago Bernabéu.