La F1 vuelve a estar en boca de todos los españoles. El fichaje de Carlos Sainz por Ferrari y la confirmación del regreso de Fernando Alonso a Renault, nos hacen pensar en una segunda juventud de la Fórmula 1. La próxima temporada habrá dos pilotos españoles luchando por ganar carreras en dos de las escuerías más potentes del circo de la F1.
Hay que reconocer que, hasta la llegada de Fernando Alonso, la F1 era un deporte minoritario en España. Se hablaba de las hazañas de Senna, Prost o Schumacher, pero pocos lo seguían con asiduidad.
Cuando el asturiano comenzó a despuntar y logró su primera victoria, allá por 2003, fue cuando comenzamos de verdad a engancharnos a la F1. A ver las clasificaciones, la lucha por la pole y las carreras los domingos; muchas de ellas, haciéndonos madrugar. Después, llegarían los Campeonatos del Mundo de 2005 y 2006. Pero, ¿cómo éramos entonces?
España estaba en los prolegómenos de su etapa dorada en el mundo del deporte. Aunque ya se estaban viendo los primeros pasos. Pau Gasol fue a la NBA en 2001; el primer español tras muchos años en disputar la mejor liga del mundo; antes fue Fernando Martín. Allí se enfrentó a Michael Jordan, quien regresaba a la NBA para formar parte de los Washington Wizards. Pau, comenzaba a destacar 'posterizando' a estrellas como Garnett.
La selección de basket tenía la medalla de plata en los JJ.OO de 1984 como su mayor hazaña; ni se soñaba con ganar un Mundial; menos todavía dos.
Nadal estaba empezando a dar sus primeros raquetazos, comenzando a destacar en las categorías de cadetes. Y Carlos Sainz Jr, quien nació en 1994, no tenía ni siquiera diez años, pero ya comenzaba a admirar a Alonso y soñaba con ser un día como él. Marc Márquez, otro deportista español que es ahora una leyenda del motociclismo, también estaba dando sus primeros pasos.
A comienzos del nuevo siglo, el Barça solo tenía una Champions y el Real Madrid reinaba en Europa con la volea de Zidane ante el Bayern Leverkusen en la final de 2002. En la competición local, el Valencia vivió su época dorada, ganando dos Ligas y disputando dos finales de Champions.
Por entonces también nos ilusionó un Alavés que estuvo cerca de ganar una final de la UEFA al Liverpool. La UEFA, ahora Europa League; cuando Alonso ganó su primera carrera, el Sevilla no había ganado ninguna y ahora, con cinco, es el rey de la segunda competición europea.
El fútbol, por cierto, se jugaba los sábados y domingos, con numerosos partidos en los mismos horarios. Cada jornada se vivía pegados a la radio, y no a la tele.
Y la selección española arrastraba el eterno sambenito de no ser capaces de avanzar de la ronda de Cuartos de Final en ningún evento internacional. Para el recuerdo está ese Mundial de Corea y Japón 2002, donde Al-Ghandour nos privó de vencer a los anfitriones.
No solo el deporte ha cambiado, sino también la vida. Entonces no había redes sociales, lo más parecido era el Messenger. Los teléfonos móviles no tenían color y mucho menos eran táctiles. Para escuchar música, nos equipábamos con enormes discman y, en los coches, presumíamos de radiocassettes con cargadores de varios CDs. Íbamos al videoclub a alquilar películas para disfrutar durante el fin de semana. Y por aquel entonces nacieron fenómenos de masas como Harry Potter o Pokémon.
Ahora, Alonso y Sáinz volverán a engancharnos a la F1. Ojalá sea un nuevo punto de partida hacia una nueva época dorada del deporte español.