Según un último estudio de economía realizado en Asia, donde se ha realizado un muestreo sobre 10.000 empleados de empresas tecnológicas que trabajan a distancia desde antes de la pandemia, se ha registrado un descenso de la productividad del teletrabajo del 20%, precisamente, durante y después del confinamiento del covid19.
No es que se trabajen menos horas, al contrario; el informe, titulado Work from home & productivity: evidence from personnel & analytics data on IT professionals, constata que dichos empleados profesionales trabajan más horas, pero con menos productividad.
Las razones son que, además de realizar sus funciones habituales, con la pandemia, han visto limitadas sus posibilidades de reunión con sus equipos y, por lo tanto, han gastado más tiempo en las videoconferencias, la reorganización y el volumen de correos electrónicos, que ha pasado de un 5,2% a un 8,3%.
En España, y gracias a los avances en el plan de vacunación, muchas de las empresas que han mantenido el teletrabajo ya están convocando a sus trabajadores para que vuelvan a la oficina en septiembre; por tanto, todavía queda, al menos, otro verano en el que el trabajo en remoto seguirá siendo una prioridad sanitaria, si bien esta modalidad de empleo ha llegado para quedarse.
Además de los consejos más lógicos para teletrabajar en verano: aprovechar que hay más horas de luz natural, usar ventiladores para no derrochar con el aire acondicionado, usar ropa fresca -pero huir de los pijamas- e hidratarse con regularidad, usar una habitación propia para trabajar conviene mucho, sobre todo si se tienen hijos que ya se encuentren en período de vacaciones.
Si vamos a crear ese espacio para nosotros mismos, en el que poder trabajar en buenas condiciones, lo mejor es hacerlo bien. Podemos inspirarnos en la filosofía danesa ‘hygge’, que se basa en transformar el hogar para que sea un refugio de bienestar. Nuestra oficina puede ser un hyggerkrog, un espacio confortable, con una iluminación natural, colores neutros y materiales naturales donde poder concentrarnos con facilidad.