Vera Putina, una centenaria señora afincada en Georgia, asegura que es la madre biológica de Vladimir Putin. Dice que fue cuando le vio en televisión cuando le reconoció, todo porque "andaba como un pato".
Lo cierto es que, a simple vista, hay un rasgo que ambos comparten: una fría mirada de ojos azules. "Fue al colegio en Georgia hasta el tercer grado. En Rusia repitió un par de cursos", cuenta la mujer de 96 años.
Al parecer, su segundo esposo la habría obligado a deshacerse de su hijo: "Mi marido no lo quería aquí. Temía que tendría que mantenerlo". Por ello, Vera lo habría llevado con sus abuelos maternos, a la zona de los Urales: "Lo llevé a Rusia y lo dejé allí con mi madre". Tiempo después, el abuelo terminaría dejándolo en un orfanato.
La anciana dice que desde aquellos momentos, no volvió a saber de él hasta que sintió un pálpito al verlo en televisión. Le llamó la atención su forma de andar "como un pato".
Aún le quiere: "Por supuesto, soy su madre a pesar de todo", pero entiende que un reencuentro con él no es posible: "¿Pero qué puede una sola persona hacer? Yo tengo mi vida". Dice haber recibido presiones para que su historia no salga a la luz. De hecho, cuenta que dos periodistas que trataron de acceder a ella para ampliar información murieron en extrañas circunstancias.