Vladimir Putin goza de una seguridad infranqueable. Entre las personas lo protegen, nos encontramos con numerosos guardaespaldas que velan por el presidente 24 horas al día los siete días de la semana, dispuestos a dar su vida por salvarlo.
¿Pero cómo premia Putin esta lealtad? Al parecer, paga este tipo de servicios con mucha generosidad: puestos políticos, riqueza, terrenos... El sacrificio está compensado con fortunas millonarias.
El jefe de su seguridad tiene una lujosa mansión de 9.000 metros cuadrados valorada en 10 millones de dólares y ubicada en una zona exclusiva a las afueras de Moscú.
Lo cierto es que, todos estos trabajadores, que no se han separado de él desde que fuese elegido presidente, son considerados por Putin como miembros de su familia.