Son los pioneros que se han prestado altruistamente a que se ensaye en la vacuna que esperamos que nos salve a todos. El interés de Diego en presentarse voluntario se resume así: “Hay dos tipos de personas: los que hacen algo por luchar contra la pandemia y los que critican a los primeros en las redes sociales. Tuve la oportunidad de ser de los primeros y me apunté”.
Le costó ya que la mayoría de sus emails a hospitales y farmacéuticas donde se realizaba el ensayo no fueron respondidos. Fue a través de una conocida como pudo acceder al ensayo.
Él es uno de los 150 voluntarios en España, 60 000 en todo el mundo, en los que ensaya la vacuna de la farmacéutica Janssen. Los de España están en fase 2, el resto están en una fase siguiente y más avanzada, la 3.
Los momentos por los que ha pasado Diego son tan interesantes que los ha ido contando a través de su canal de Youtube con el nombre “Diego Bellido Alatriste”. Quizá, su labor de divulgación y transparencia sería la necesaria en otras empresas y administraciones para enseñar cómo funciona el ensayo de una vacuna y de lo segura que puede llegar a ser por todos los controles a los que son sometidos. Precisamente en estos tiempos en que la opacidad es lo que da aliento a las teorías conspiranoicas de los movimientos antivacunas.
Tras la selección entre los candidatos, los voluntarios deben mantener su compromiso que dura casi un año. El de Diego comenzó en septiembre. Si bien en cualquier momento pueden darse de baja en el ensayo. Ese tiempo, no traduce que la vacuna tarde ese tiempo en completarse puesto que en otros países hay fases más avanzadas.
Los voluntarios reciben dos dosis separadas por meses. Ni el que la inyecta ni el que la recibe saben qué contiene. Puede ser placebo (una sustancia inocua para el ser humano) o la vacuna y en diferentes cantidades.
“Está en un documento sellado que sólo se abrirá al final del experimento o cuando un voluntario haya tenido problemas graves para saber si tiene que ver con la vacuna o no. En caso de que se detecte algún problema de salud en un participante se detiene la siguiente dosis pero no los controles. Se ve lo que se le ha dado: si ha sido placebo o una dosis de la vacuna y en qué cantidad”, apunta Diego.
Todos los días tiene que medirse la temperatura con un termómetro específico que le ha facilitado la farmacéutica. Además la toma de temperatura tiene que ser en el mismo sitio: en la boca. Si no se pudiera hacerlo en ese lugar tendría que indicar en su diario que se ha puesto el termómetro en otro sitio. También se mide el nivel de oxígeno y pulsaciones. Además si perciben que tienen síntomas deben completar un cuestionario exhaustivo sobre las sensaciones que perciben. También cada cierto número de semanas tienen que ir al hospital correspondiente donde se hace en el ensayo (en Madrid: La Paz y La Princesa) donde se les harán analíticas de sangre. Son tantas extracciones que como confiesa Diego “no puedo donar sangre durante todo el experimento”.