Menos de un mes después de la matanza de El Paso, que se saldó con 22 muertos y 24 heridos, en lo que fue el mayor atentado contra la comunidad latina en EEUU, otro tiroteo ha dejado cinco víctimas mortales y una veintena de heridos.
Este nuevo tiroteo no tiene, al parecer, una motivación racista, pero tal fue el caos que desató que la Policía llegó a pensar que se enfrentaba a más de un atacante. Todo comenzó con un control de tráfico rutinario, cuando al dar el alto al autor de los disparos, el individuo abrió fuego contra un agente.
Sin dejar de disparar, se dio a la fuga robando un camión de correos. Familias enteras intentaron protegerse de sus disparos: contra el suelo, aterrorizadas, madres como único escudo de sus hijos.
En su huida, dejó un rastro de impactos de bala antes de refugiarse en un cine, donde volvió a desatar el pánico. Los restaurantes de alrededor tuvieron que ser evacuados hasta que una hora después la policía abatió al tirador, un hombre blanco de unos 30 años.
En total, el tiroteo, el segundo en un mes, se saldó con 21 personas heridas y cinco víctimas mortales.