En Tenerife, tras el hallazgo de la pequeña Olivia, de 6 años, el jueves, continúa paralizada la búsqueda de su hermana pequeña Anna, de 1 año, y de Tomás Gimeno, su padre y presunto asesino. El hallazgo de este último, a nivel de investigación es prioritario, según el criminólogo Félix Ríos ya que “en el caso de que no aparezca va a quedar siempre abierta la posibilidad de una probable fuga”.
En este sentido, el auto de la jueza encargada del caso sustituye la orden internacional para la detención de Tomás Gimeno por un delito de sustracción de menores por otra referente a la presunta comisión de dos delitos agravados de homicidio y uno contra la integridad moral en el ámbito de la violencia de género.
En el mismo auto, narra de forma cronológica y absoluto detalle cómo Tomás Gimeno habría planificado los “atroces” actos para causar el mayor dolor a su expareja. Se cree que mató a las niñas en su casa de Candelaria y lo tenía todo planificado.
Asegura que Tomás Gimeno mató a las niñas de 'manera violenta', para - a continuación - envolverlas en toallas y meterlas en bolsas de basura. Luego, las introdujo en dos bolsas de deporte que cargó en su maletero. De ahí, rumbo a casa de sus padres donde - a escondidas y saltando la valla - dejó a su perro.
Después, fue al puerto. Es una de las imágenes que captaron estas cámaras: él, con dos bolsas de deporte, donde llevaba los cuerpos de las pequeñas. Se hizo a la mar con su lancha hasta una zona a unos tres kilómetros de la costa, como se ha sabido por las dos llamadas que hizo desde su móvil. Puso peso dentro de las bolsas, las envolvió con una funda nórdica, les pasó una cadena y las lastró con el ancla del barco.
Todavía no se sabe si antes, las asfixió o las drogó. La autopsia de su hija mayor, Olivia, de seis años - cuyo cadáver se localizó el jueves - ha confirmado que murió por un edema grave de pulmón - una acumulación anormal de líquido. Pero, esta es “una lesión que es común a muchas causas de muerte. Por ejemplo, la intoxicación con somníferos; por ejemplo, la sofocación con una almohada; por ejemplo, la inmersión en el agua. Habrá que esperar a los análisis toxicológicos”, según explica el psiquiatra forense José Cabrera.
Lo que se retrasa - por ahora - es la búsqueda de la más pequeña, de Anna, de un año porque el Ángeles Alvariño ha tenido que volver a puerto por culpa de una avería. En cuanto la arregle, regresará a la misma zona donde encontraron a Olivia. También buscarán a Tomás que supuestamente se lanzó al mar con un cinturón con plomo de los de buceo. Es muy importante que su cuerpo aparezca.
“Ahora mismo a nivel de investigación lo prioritario es encontrar el cuerpo de Tomás. ¿Por qué? Porque en el caso de que no aparezca va a quedar siempre abierta la posibilidad de una probable fuga”, señala el Félix Ríos.
Y eso dificultaría condenarlo. Así que se mantiene su orden internacional de búsqueda pero ahora - tras el auto de la juez - por dos delitos agravados de homicidio y uno contra la integridad moral en el ámbito de la violencia de género.
Teniendo en cuenta que el auto judicial relata de una forma pormenorizada cómo supuestamente actuó el padre y cómo antes durante y después de los asesinatos mantuvo la más absoluta frialdad incluso cuando le detuvo una patrulla marítima de la Guardia Civil por saltarse el toque de queda, ‘Cuatro al día’ intenta conocer el perfil psicológico de un joven que lo tenía todo en la vida y que planificó y ejecutó implacablemente cómo acabar con la vida de sus hijas de uno y seis años para destrozar así la de su ex mujer.
Era narcisista, maquiavélico y psicópata, según el perfil criminalístico elaborado por la Guardia Civil de Tomás Gimeno, 37 años, con una vida privilegiada, amante de los deportes. Cuando Beatriz, embarazada de la pequeña Anna decidió dejarlo por sus continuas infidelidades, Gimeno no lo asumió y menos que ella terminara rehaciendo su vida con otro hombre y mucho mayor. Se sucedieron las amenazas, las humillaciones y la agresión contra Eric, la pareja de ella. Esto no era raro en él ya que durante su vida protagonizó varios altercados.
Destaca su nivel de frustración por no salirse con la suya. Tanto que decidió hacerle el mayor daño posible a la madre de sus hijas: iba a matarlas y que no fueran encontradas jamás. Planeó con frialdad su plan hasta tal punto que repartió sus posesiones y se despidió de sus padres y amigos. Esta frialdad también comprobó el día de autos ya que fue por la tarde a chequear su embarcación. Llegó con sus hijas en dos bolsas de deporte al muelle y partió con ellas en su lancha para arrojarlas y lastrarlas al fondo del mar. Dos horas después volvió al puerto, le paró la Guardia Civil por saltarse el toque de queda y lo multaron. En ningún momento se derrumbó.
Al atracar, además, compró un cargador de móvil, necesitaba volver a hablar con Beatriz y se marchó de nuevo para no volver.