En una casa de Cerezo de Abajo, en Segovia, la familia de Adriana Cerezo ha celebrado con absoluta emoción la plata en Taekwondo conseguida por la joven de solo 17 años, que se ha convertido en la primera medalla para España en estos Juegos Olímpicos.
Y el oro se escapó por una patada recibida de su rival, una tailandesa, a falta de siete segundos para el final. Pero más allá del combate, en el salón de esta vivienda, los padres de Adriana han sufrido como solo un padre o una madre puede sufrir. Finalmente han celebrado la merecida plata con una alegría desbordante.
La madrileña Adriana Cerezo confesó que llegaba a los Juegos Olímpicos con la máxima ambición y "a por la medalla de oro", la cual casi se cuelga por unos segundos.
"Venía a por la medalla de oro. Ayer dije en una entrevista que no firmaba el bronce y es verdad", dijo en rueda de prensa después de caer en la final con la tailandesa Panipak Wongpattanakit (11-10).
Con tan solo 17 años, Cerezo logró una plata que bien pudo ser oro, ya que a siete segundos del final del combate ganaba por 9-10. "Siempre hay un trabajo muy grande detrás, todo el mundo viene muy preparado. Yo me he sentido muy a gusto, he disfrutado de la Villa, del campeonato", apuntó.
"Lástima que en los últimos segundos no se ha podido hacer como lo teníamos planteado. Dentro de lo que hay estoy muy contenta", añadió la madrileña, tras ser además la primera medalla de España en la cita olímpica de Tokio.
Cerezo confió en que sea la primera de muchas para la delegación española. "No se me ha hecho complicada la espera aquí porque cuando estás compitiendo estás en tensión. He disfrutado del proceso del día y no me puedo quejar. Estoy muy contenta por abrir la lata y esperamos que vengan muchas medallas más", terminó.