Unos turistas españoles en Albania han sufrido un sorprendente ataque, fueron a almorzar a un restaurante, pero la comida tardaba en llegar, así que decidieron marcharse. Al dueño no le gustó aquello y su reacción fue la de lanzarse al capó de su coche y golpear el cristal hasta hacerlo añicos.
Parecía que llevaba un arma blanca y sus intenciones eran alarmantes, rompió el parabrisas, la luna y trataba de introducirse en el coche. Al volante iba el conductor y guía, albanés, que no se detuvo mientras los españoles, aterrorizados, graban la escena.
La persecución se alarga durante unos minutos que se antojan interminables para los turistas. En un momento dado, logran deshacerse del furibundo atacante y descubren que su arma es un limpiador de vitrocerámica. Por fin pueden alejarse y contactar con la policía.
El ataque ha sido objeto de un amplia cobertura de los medios albaneses y el ministro de Turismo les ha ofrecido una comida a los turistas españoles.