Pilar ha sido una de tantas sanitarias que se han jugado la vida cada día yendo a su centro sanitario (ella es matrona) y exponiéndose al contagio del COVID-19 durante los peores momentos de la pandemia. Antes de que se proclamara el estado de alarma, se mudó de Vic a Reus porque le habían dado su plaza y pensó en vender esta casa de pueblo que ahora se ha convertido en toda una pesadilla.
Pilar pasó el confinamiento entre su trabajo y su nueva casa de alquiler de Reus, pensando que, una vez pasado el estado de alarma, podría retomar la venta de su propiedad. Cuando España volvió al trabajo y la inmobiliaria fue a su vivienda, vio que la llave no entraba y Pilar se enteró de que la habían okupado.
Hasta hora, Pilar sabía que había un hombre dentro de su casa, que es con el que ha hablado en la mediación; pero, Cuatro al día, le ha informado de que dentro hay, al menos, 5 personas: un hombre, dos mujeres y varios niños. El motivo que el varón le dio a Pilar para no querer irse de su propiedad fue el siguiente: “Él me dijo que necesitaba una casa y que ésta le venía bien, pero que no era por un problema de dinero”.