Portugal, que ha sido uno de los países modelo en la gestión de la crisis del coronavirus, ha vuelto a decretar el confinamiento (que allí nunca fue obligatorio, sino recomendado) para los habitantes de la mayor parte de su capital, Lisboa; concretamente, 19 de los 24 distritos de su área metropolitana. Esto ha ocurrido justo cuando faltan pocos días para que el país vecino reabra sus fronteras con España, previsto para el próximo 1 de julio.
Portugal ha sido alabado por su lucha contra el COVID-19, no sólo por la previsión en la gestión de la pandemia, cuando ya vieron lo que estaba ocurriendo en España e Italia, sino por la disciplina de los portugueses. La cuarentena allí nunca ha sido tan rígida como lo fue en nuestro país, porque los habitantes decidieron recluirse voluntariamente para evitar el contagio masivo.
Ahora, el coronavirus vuelve a expandirse por la mayor parte de la ciudad lusa y, de nuevo, las salidas deberán limitarse a las necesidades básicas de la población: ir a la farmacia, al supermercado, al médico o al trabajo, cuando sea indispensable.
Hoy mismo, las autoridades de Portugal han elevado a 40.415 el balance provisional de personas contagiadas del nuevo coronavirus: 311 casos más que el miércoles, de nuevo con la región de Lisboa y Valle del Tajo como la más afectada por la pandemia.
La región que engloba a la capital y a zonas aledañas concentra tres de cada cuatro nuevos casos confirmados en las últimas 24 horas. Esta zona superó el miércoles a la parte Norte como el área con más positivos acumulados.