La lectura optimista del PP tras la formación de las alcaldías es clara: Menos ayuntamientos controlados que en 2015, pero más población sobre la que gobernar. Han pasado de 27 a 16 ayuntamientos, pero cuentan con casi el doble de habitantes gobernados que hace 4 años. Esto se debe a la recuperación de grandes plazas como Madrid, con Almeida como alcalde, además de Zaragoza, quinta ciudad más poblada de España.
Eso sí, todo este poder ha sido logrado gracias al apoyo de Ciudadanos y VOX. Los de Abascal no estarán en tantos gobierno municipales como pensaban, pero sí esperan ganar poder municipal desde la sombra, a través del control de presidencias de distrito o de organismos locales.
Otro caso llamativo es el de Ciudadanos, que pese a declarar socio preferente al PP, es con el PSOE con quien consigue más poder local: la polémica presidencia de Melilla, y las alcadías de Ciudad Real, Albacete y Alcobendas, cuatro en total, frente a los tres consistorios con el PP: Palencia, Granada y Badajoz. En la mayoría de los casos, sus alcaldías son en alternancia.
Por su parte el PSOE, con 42 grandes municipios bajo su control, más del doble que el PP, gobernará sobre menos población que los populares. Su éxito en las municipales de 2015 se ve ahora matizado, aunque en comunidades como Galicia pasan a gobernar sobre el 55% de toda su población, y en Andalucía se hacen con Jaén y Huelva, y conserva Sevilla. Precisamente en Andalucía es donde Podemos conserva su único gran ayuntamiento: el Cádiz de Kichi.
El independentismo domina los grandes ayuntamientos catalanes, salvo Barcelona, donde Ada Colau repite con el apoyo de socialistas y de Valls. Simpatizantes de Esquerra, fuerza más votada, le dejaron bien claro ayer que sus próximos cuatro años no serán sencillos.